Detrás del comportamiento de muchos conductores, que acumulan más multas y tienen más accidentes, podría existir un trastorno psicopatológico que provoca una conducción de riesgo. Es lo que pretende confirmar un estudio del Hospital Valle Hebrón con tres grupos conductores: los que tratan de recuperar el carné, los que están condenados a penas alternativas por delitos de tráfico y los que ya están en prisión. Según los resultados provisionales, cuatro de cada diez conductores que se encontraban realizando un curso de sensibilización y rehabilitación podrían sufrir un trastorno de atención e impulsividad que provocaría una conducción de riesgo.
Los conductores que sufren un trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) tienen una probabilidad mayor de sufrir accidentes que oscila, según el coordinador del estudio, Sergi Valero, entre un 41 y 49%, y es muy parecida en hombres y mujeres con esa patología. Otro estudio del Instituto Karolinska, de Suecia, precisa que las personas con TDAH tienen aproximadamente un 45% más de riesgo de estar involucrados en accidentes de tráfico graves.
El trastorno del TDAH
Se trata de un trastorno que se inicia en la infancia, perdura en muchos casos hasta la edad adulta (el 40% de los niños no tratados), y se caracteriza por la dificultad para mantener la concentración y la atención, pero también por una gran impulsividad e hiperactividad. De ahí que en el citado estudio se haya detectado que, entre las disfunciones de muchos pacientes adultos, existían circunstancias que tenían que ver con la seguridad vial: muchas multas, pérdida de puntos, más accidentes…
Precisamente, a los asistentes a los citados cursos se les ha explicado los factores de riesgo derivados del consumo de alcohol y sustancias, como cannabis o cocaína, el exceso de velocidad o la conducción temeraria, algo con lo que muchos se sentían identificados; pero también con otras circunstancias que acompañaban esos consumos. “Les hacemos ver –señala el doctor Valero– que lo del alcohol y las drogas es solo una parte del problema ya que, detrás, puede existir otro tipo de trastornos psicopatológicos que incrementan las posibilidades de accidente: pierden la atención cuando conducen, les cuesta estar sentados mucho tiempo en el mismo sitio, sienten impulsividad, hiperactividad…” .
A quienes se identifican con esos problemas, se les entrega un sobre con un pequeño test que rellenan de forma voluntaria y con garantías de confidencialidad, que permite hacer un cribado y seleccionar a los sospechosos de padecer un trastorno. A estos se les invita a someterse a un diagnóstico en el hospital para explorar las alteraciones que se identifican como de mayor riesgo. Cuando finalice el estudio (ya se ha analizado más un millar de casos), los responsables propondrán pruebas voluntarias de autoevaluación en las autoescuelas, para que los futuros conductores sean capaces de identificar esos trastornos que provocan una conducción de riesgo y, de esa manera, puedan someterse a un tratamiento preventivo.
Sobreestiman su capacidad al volante
Son incapaces de mantener la atención durante mucho tiempo, o de estarse quietos, son impulsivos, les cuesta esperar en una cola, interrumpen una conversación para hablar ellos… Pero también, cuando están al volante, son capaces de pegar un acelerón de repente, sobreestiman su capacidad y tienden en mayor medida que la población general a consumir sustancias (alcohol, cannabis, cocaína…). «El resultado –señala el doctor Valero– es un cóctel explosivo que extrema el riesgo de accidente”.