La hipertensión arterial no supone, en principio, una limitación para los conductores, aunque siempre hay que valorar si existe una repercusión que suponga riesgo vial y, en especial, valorar la presencia de retinopatía. En general, los pacientes correctamente tratados no tienen problemas para conducir, salvo que exista descompensación manifiesta. Por ello es fundamental que, ante cualquier síntoma de hipertensión, acuda al médico y consulte, y en caso de estar en tratamiento, que no olvide tomar su medicación.
Según datos de la Sociedad Española de Hipertensión, en nuestro país existen unos 14 millones de hipertensos, de los que más de 9 millones no están controlados e, incluso, 4 millones están sin diagnosticar. Si se padece hipertensión y se controla adecuadamente, no implica grandes riesgos para la salud. Los problemas pueden originarse cuando no se tiene un control de la enfermedad, se deja de seguir la medicación, hay cambios en la medicación, etcétera. En esos casos pueden surgir complicaciones importantes como el infarto de miocardio o el ictus. En este sentido, afirma que en nuestro país existe entre un 30 y un 35% de casos de hipertensión que son difíciles de localizar, ya que se dan principalmente en grupos de personas jóvenes en edad laboral que se sienten físicamente bien, o que carecen de revisiones médicas en sus empresas y no acuden habitualmente a su médico.