La velocidad, ya sea excesiva (por encima de los límites establecidos) o inadecuada (dentro de los límites pero sin ajustarse a las condiciones de la vía, el vehículo o el conductor) es un problema de seguridad vial en muchos países según establecen la Organización para la Cooperación y Desarrollo (OCDE) y la Conferencia Europea de Ministros de Transporte (ECMT). Según ambos organismos la mitad de los conductores circulan a velocidad inadecuada y un 20% supera en 10 km/h el límite establecido.
No respetar los límites de velocidad es un elemento fundamental que determina la mayor o menor incidencia en la siniestralidad vial, la gravedad y el grado de lesión de las víctimas en caso de accidente de tráfico. Además, en el caso de accidentes mortales, en un 21% de ellos, la velocidad fue un factor concurrente.
En 2016 (último año con datos consolidados) más de 350 personas fallecieron en las carreteras en accidentes en los que la velocidad fue uno de los factores concurrentes.