En 2017, en las carreteras de la Unión Europea (UE) perdieron la vida 25.300 personas, es decir, 300 menos que en 2016 (– 2 %) y 6.200 menos que en 2010 (– 20 %), según datos provisionales hechos públicos por la Comisión Europea, quien avisa que las estadísticas definitivas podrían modificar dichos datos. Si bien esta evolución es alentadora –ya que descienden por segundo año consecutivo–, la Comisión señala que «será muy difícil alcanzar el objetivo de la UE de reducir a la mitad las muertes en la carretera entre 2010 y 2020».
Además, se calcula que las otras 135.000 personas resultaron gravemente heridas durante 2017, incluida una gran proporción de usuarios vulnerables, como peatones, ciclistas y motociclistas. Las muertes y lesiones en carretera afectan, además de a las propias víctimas, a toda la sociedad, ya que generan unos costes socioeconómicos que, cada año, rondan los 120.000 millones de euros. Por todo ello, la Comisión opina que «se necesitan nuevos esfuerzos de todos los actores para hacer que las carreteras de Europa sean más seguras». Mientras que las autoridades nacionales y locales se encargan de la mayoría de las acciones cotidianas, como hacer cumplir la normativa y concienciar a los ciudadanos, la Comisión trabaja actualmente en una serie de medidas concretas para lograr progresos sustanciales. Esto será un paso más hacia la «Europa que proteja» propugnada por el presidente Juncker.