El IVA de la luz baja oficialmente del 21% al 10% hasta el 31 de diciembre de este año, pero lo hace para sectores muy concretos de la población. Esta rebaja del IVA de la luz solo se le aplicará a los hogares especialmente vulnerables, los que tengan concedido el bono social, y los que tengan contratada la potencia mínima: hasta 10kw.
Para el resto de hogares, la única rebaja será la del Impuesto a la Generación Eléctrica, que se suspende durante el tercer trimestre del año (1 de julio a 30 de septiembre), para paliar la subida anormal de precios para esta época. Esta tasa, que asciende al 7%, supondrá, según cálculos de organizaciones de consumidores, la rebaja de unos 7 mensuales en el recibo de la luz de un consumidor medio. Las proyecciones de los precios de la energía, no obstante, prevén precios similares a los actuales durante un período mucho más largo.
El IVA: un alivio momentáneo, punta del iceberg del necesario cambio impositivo
El IVA es una parte importante de lo que el usuario final paga en la factura eléctrica, y también uno de los impuestos más indiscriminados e injustos, por no ser progresivo en función de las rentas de cada consumidor. Por ello, la rebaja de esta tasa va en la línea con lo que pedimos desde USO, no gravar como bien de consumo lo que es en toda regla un suministro básico y al que debería aplicársele el IVA superreducido del 4%. Lejos aún de la bajada aprobada hoy, que, además, es transitoria. Y que no llega ni al hogar medio ni a las microempresas más vulnerables, con autónomos al frente.
Pero los impuestos a la energía van mucho más allá. El secretario de Transición Ecológica de la Federación de Industria de USO, Carlos Padilla, recuerda que casi el 65% de nuestra factura de la luz son impuestos. Estos se han ido añadiendo de forma desordenada según han ido surgiendo nuevas realidades en la producción energética. Y, en algunos casos, se dan incluso duplicidades sobre el concepto gravado. Ha ocurrido con la metamorfosis de las energías fósiles, con la llegada de las renovables, con lo destinado a nuclear, con las tasas por emisiones…
Medidas necesarias en la regulación eléctrica
Por ello, “esta medida es un tratamiento momentáneo, que efectivamente alivia un poco el bolsillo de las familias más vulnerables, aunque no tanto del consumidor medio. Pero, sobre todo, es la punta del iceberg del caos de la regulación fiscal energética. La reducción del IVA, que debería ser al 4%, es una medida que desde USO ya hemos defendido como plan de choque rápido ante la escalada de los precios de la energía. Pero debe dar paso a un debate y profundas reformas de la fiscalidad en nuestro país y de la fiscalidad de la energía en particular”, advierte Joaquín Pérez, secretario general de USO.
Así, “las tasas eléctricas no pueden ir por un camino diferente a la estrategia energética y al mix de generación por el que apostemos, que debe ir en la senda de un desarrollo sostenible. Por lo tanto, es necesario saber qué modelo energético queremos para España para saber cómo lo gravamos y también cómo se estructura el sistema de subastas. Obviamente, esto obliga a acometer la reforma fiscal integral que se ajuste a una economía digitalizada y obtenga los ingresos para las arcas públicas de otras actividades que deberían tributar más que un hogar por su consumo de luz”, recuerda Pérez.