Firmar un contrato indefinido y tener un trabajo estable ya no son sinónimos, como se desprende de los datos del paro de julio. El desempleo registrado ha aumentado un 0,11 % con respecto a junio, con 3.230 personas más en las listas del SEPE. Mientras tanto, se han firmado 1.655.515 contratos, de los cuales 685.992 son indefinidos. Más de un tercio de ellos, para fijos discontinuos: 10 veces más de los que se firmaron en el mismo mes de 2021.
“Si un contrato indefinido se tradujese realmente en un puesto de trabajo indefinido, las cifras del paro llegarían a 0 en apenas dos meses. Sin embargo, se han firmado 560.000 contratos indefinidos iniciales al mismo tiempo que sube el paro. Esto solo puede decir los trabajadores siguen siendo de facto temporales se llame como se llame su contrato, que se les pueden hacer varios contratos indefinidos en un mes, mientras el despido siga siendo igual de fácil y barato, pues no se tocó en la reforma laboral. De nada sirve un contrato indefinido si a la semana siguiente se firma el finiquito”, analiza Laura Estévez, secretaria de Comunicación y Gestión de Proyectos de USO.
Además, analizado por sexo, “solo sube el desempleo femenino. Entre los hombres, el paro bajó en julio, pero en las mujeres aumentó en 4.573 paradas. Cada vez nos acercamos más al 60 % de mujeres en paro del total de personas sin empleo”, advierte Estévez.
Más de 115.000 puestos de trabajo en Educación, destruidos con el fin de curso
Parte de la explicación de esta mayor subida en el empleo femenino “obedece a la destrucción de más de 115.000 puestos de trabajo en Educación, el 11 % del total. Un sector donde muchos contratos siguen terminando con el fin de curso, para volver a formalizarse en septiembre sin afrontar el pago de las vacaciones. Una práctica que también podrá regatear la reforma laboral, con el auge de la contratación de discontinuos”, apunta la secretaria de Comunicación y Gestión de Proyectos de USO.
Para todo ello, “además de una reforma laboral de calado real, que no se limite a cambiar de nombre las mismas realidades, es imprescindible actuar contra el miedo. La economía se asusta fácilmente ante cualquier incertidumbre, y esos miedos solo se atajan con sectores fuertes, a futuro, y con garantías, por ejemplo, en unos suministros básicos a precios estables. Vemos acertado un plan de ahorro energético, pero igual de importante que garantizar el suministro es garantizar el precio de este, tanto para el sector productivo como, muy especialmente, para las familias”, concluye Laura Estévez.