Muchos ayuntamientos tienen el mismo problema. Decenas de coches invaden a diario las zonas peatonales. Unos toman medidas, otros, simplemente, lo dan por imposible. Una de las primeras medidas, fue la colocación de unos bolardos que se desmontaban con una llave. Con dicha llave el bolardo se desbloqueaba y se dejaba tumbado en el suelo, y una vez que el vehículo pasaba, había que volver a ponerlo de pie. Pero tenían sus inconvenientes. El principal, la pereza de bajarse del coche a subirlo. A su vez, existía el riesgo de que cuando estaba plegado en el suelo, los peatones tropezaran con el.
Autor: Wonki
Fotos: VW_Polo_Gti
La tecnología evoluciono, y se empezaron a colocar bolardos hidráulicos. Un pequeño mando a distancia, los activaba, enterrándolos en el suelo. Una vez más, los inconvenientes no tardaron en aparecer. Se averiaban con demasiada frecuencia, y si quedaban subidos, interrumpían el paso a los vehículos autorizados, pero si quedaban bajados, dejaban la puerta abierta a todo el mundo.
También se daban los accidentes debido a la picaresca. Pasaba un vehículo autorizado, y detrás, otro que no lo estaba, a rebufo. El bolardo subía rápidamente, y el coche pícaro, acababa recibiendo el impacto del bolardo en sus bajos. A veces se quedaba en un simple susto, otras, el estropicio era considerable y costoso para el bolsillo del “astuto conductor”.
Pero una vez mas la tecnología de la recaudación llega para solventar los problemas causados por los conductores… Los problemáticos bolardos, dejan paso a un sistema similar al utilizado por el Multacar.
Dos cámaras situadas en un poste, controlan sigilosamente el paso de los vehículos. La primera “lee” la matricula, y la compara con una base de datos, en la cual constan los vehículos autorizados. Si la placa esta en la lista, no pasa nada, en caso contrario, la segunda cámara fotografía al vehículo infractor, como prueba para la multa. Las cámaras disponen de infrarrojos para poder trabajar de noche.
Si es cierto que un cartel avisa de que la entrada esta controlada por cámaras, y se multa, pero mucha gente al ver el paso libre, entrará, sin ver el cartel, bien porque no se fija, o bien porque con el tiempo, será pasto de las pintadas y las pegatinas varias que suelen adornas las señales de nuestras calles. Además, en horario nocturno, igual el cartel no es del todo visible para los conductores.
Así pues, un nuevo arma en contra de los conductores se esta empezando a expandir por nuestros pueblos. ¿Será el sistema que desterrara a los bolardos y a las calles sin ningún tipo de restricción? El tiempo lo dirá. Mientras tanto, si visitas una ciudad desconocida, precaución amigo conductor, que un nuevo peligro para tu bolsillo puede esconderse en sus calles.