Educación Víal: La transformación de la bestia

No hay duda de que en España no existe ningún tipo de educación vial, y cuando me refiero a educación vial quiero resaltar más la palabra EDUCACION que vial, ya que no se porqué, el conductor español tiende a ser un maleducado.

Es curioso ver como por regla general, hasta la persona más educada, más tranquila, un alma caritativa, amable con sus vecinos y en general con quien le rodean, en cuanto se pone detrás de un volante se vuelve en un ser agresivo, gruñón que no transige ni un ápice con el conductor que tienen al lado.

Ejemplos claros de este comportamiento lo tenemos a diario, y voy a poner varios ejemplos y comparaciones: Supongamos una persona que va a comprar un sábado por la tarde a un centro comercial, lleno hasta la bandera de gente, él con su carrito intentando hacer la compra con otros cientos de compradores que en ese momento hacen igual que él, de repente en una esquina una señora le cruza el carrito, ella le pide disculpas y él las acepta, y aquí no ha pasado nada… sigue haciendo su compra y de repente llegan a un estrechamiento, con otro carrito que quiere pasar al mismo tiempo. “pase usted” dice amablemente el del otro carrito, “no por favor, pase usted” responde amablemente nuestro personaje.

Así hasta llegar a la cola de la caja… una cola interminable donde nos ponemos los últimos y pacientemente esperamos nuestro turno… tatareamos, pensamos “¿se nos habrá olvidado algo?” nos acordamos del partido de fútbol del pasado domingo, y así divagando, poco a poco va corriendo la cola hasta que nos toca pagar… nos cobran y pagamos con la tarjeta, pero esta no pasa… la chica de la caja llama al encargado, la limpian y ahora si pasa, mientras la gente de la cola, sigue esperando tranquilamente en la cola, quizás algún curioso asoma la cabeza para ver que pasa pero nada mas.

Entonces nuestro protagonista llega al coche, y carga todo en el maletero, y se sube al automóvil, se sitúa detrás del volante y allí tiene lugar su transformación. Esta arrancando el motor cuando cerca 2 coches se lanzan a por él, y casi acaban chocando por su sitio, nuestro protagonista piensa “pues ahora que se jodan y esperen” e innecesariamente les hace esperar, para desesperación de los otros que esperan. Sale del sitio de aparcamiento pitando porque una viejecita se ha cruzado por delante, llegan a un stop donde delante un coche pacientemente está esperando a salir, en tráfico es denso y no se atreve, entonces nuestro protagonista bocina en mano le dedica una sonata en DO mayor para pito y gilipollas para que se de prisa en salir. Sale a la autopista y empieza a cambiar de carril, porque él es muy listo y el resto de los conductores gilipollas, y por ganar 2 minutos, provoca sendas situaciones de peligro, que son recriminadas por los demás conductores con sendas pitadas, a lo cual él responde con levantada del dedo medio de la mano.

Y llega su desviación, donde hay cola, pero él es muy listo y se la salta, metiéndose de mala manera “colándose” y encima se ríe de lo buen conductor que es, y lo estúpidos que son los demás. Llega a su casa, y como no hay sitio pues lo deja en el reservado de minusvalidos, total, que se joda el paralítico de los coj… que se habrá creído que tiene más derecho que yo a aparcar porque esté en silla de ruedas…

Entonces este personaje baja del coche, y se vuelve a transformar en la persona amable que conocemos… saluda a su vecina, al portero, y ayuda a la ancianita de turno a subir también sus bolsas.

Pero ¿Qué le ocurre a la gente cuando cogen un volante? Empieza a haber estudios que intentan demostrar este comportamiento, donde parece ser que nos volvemos en estas situaciones irritables, unos dicen que por inseguridad, otros dicen que porque aflora en instinto depredador, y vemos a los demás conductores como competición ¿de que? Es instinto y como tal, no tiene a veces mucha lógica.

Luego, a estas personas con este comportamiento, ni tan siquiera lo ven. Si tu a esta persona le dijeses lo siguiente, seguro que se quedaría a cuadros:

Qué pensarías de un tipo así amigo mío:
Entra en un centro comercial con el carrito, avasallando a los demás.
Se cruza en los pasillos a toda velocidad, y sin querer te cruzas en su camino y te llama de todo y menciona que tu madre es una puta.
Si intentas arrimarte a coger un producto, él lo ve y acelera para poner su carrito por medio y no dejarte.
Cuando llega a la cola para pagar, él se cuela y te mete el carrito delante del tuyo, tú le recriminas y él con aspamientos, se caga en todos tus familiares y encima hace ademán de pegarte.
Si hay un problema en caja para pagar, si es tuyo el problema empezará a despotricar y a gritar que te des prisa, pero si el problema lo tiene él, dirá “que te jodas y te esperes”.

El protagonista de nuestra historia te dirá, sin ningún tipo de duda que esta persona está mal de la cabeza, es un maleducado y deberían encerrarle… a lo cual le responderemos:

ENTONCES, ¿POR QUE HACES TU LO MISMO CUANDO COGES EL VOLANTE?.

La educación vial tiene un 99% de educación, y un 1% de vial, pero en este santo país país, nos falta mucho de la primera, y no digamos de la segunda.

1 idea en “Educación Víal: La transformación de la bestia

  1. Teniendo en cuenta que los policias que nos regulan tambien son prepotentes y chulos.. pues no podemos esperar que el españolito de a pie sea mejor que el.

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