Huelga encubierta en la Guardia Civil

Los agentes de la Guardia Civil están llevando a cabo una huelga de celo. Entre las acciones que se están llevando a cabo, por ejemplo, está la de subir el límite de velocidad para que las infracciones más leves no las «cace» el radar. Es decir, que si el límite está a 120 kilómetros por hora, el tope se pone a 150 km/h para que esa franja no la detecte el sistema.

Según la asociación profesional Unión de Guardias Civiles, las denuncias se han rebajado entre un 50 y un 80% con estas acciones. Sin embargo, fuentes de la Dirección General de Tráfico consultadas por la Cadena SER aseguran no saber nada de esta huelga encubierta y afirman no haber registrado ninguna anomalía en el número de denuncias recibidas ni en los registros de los radares.

Por su parte, los datos que maneja UGC señalan que el ochenta por ciento de los agentes de tráfico a nivel nacional están secundando esta huelga encubierta. Estas protestas son la consecuencia de una lucha de años de la Guardia Civil por la equiparación de sueldos y medios con las policías autonómicas. Dicen que hace poco se destinaron 523 millones de euros a los Mossos d’Esquadra, mientras que ellos apenas reciben si quiera cursos de actualización legislativa.

Reducción de medios

La gota que ha colmado el vaso ha sido un documento, enviado el pasado 27 de abril a todas las unidades de la Agrupación de Tráfico, con una serie de recomendaciones para recortar gastos en carretera.

Algunos ejemplos de estos recortes que se pueden llevar a cabo son que la vigilancia se hará más en puestos fijos que con vehículos en carretera (se reduce el número de kilómetros que recorren los agentes en todoterreno o en motocicleta); o que se reduce material y efectivos.

«Creemos que estas medidas van a afectar a la seguridad vial y va a mermar la calidad del servicio que prestamos», reconoce Benito Bouzada, secretario general de UGC en su federación de tráfico.

Uno de los recortes que más preocupa es la reducción de las pruebas de alcoholemia, que se harán a los conductores con síntomas evidentes y al resto sólo de manera selectiva. La razón que se da desde las altas instancias, según confiesa Bouzada, es que así se ahorra en boquillas, cuyo precio ronda los quince céntimos cada una.

Sin embargo, los agentes precisan que el texto es «simplemente recomendatorio» y que su cumplimiento, en principio, no es obligatorio. Por lo tanto queda a juicio de cada responsable de sector si lleva a cabo los recortes. «Esto implica que unos lo apliquen muy restrictivamente y otros hagan la vista gorda», señala Bouzada.

«La gente está cansada»

Desde la asociación profesional UGC se deja claro que no convocan ninguna huelga, porque la Guardia Civil no tiene ese derecho y sería ilegal, pero que no obstante la apoyan firmemente. «Es una huelga encubierta lógica», señala Bouzada, «porque la gente está muy cansada ya. Es el ánimo que se palpa a diario».

Los guardias civiles están de acuerdo con que en una situación de crisis haya recortes, pero denuncian que sea la división de tráfico la más afectada. Y uno de los puntos que más critican es que todo esto se haga en vísperas de la Operación de Verano, precisamente la que más preocupa a agentes y administraciones por el aumento del número de coches en las zonas costeras.

Los agentes además están bastante molestos por lo que califican de decisiones de despacho que atentan contra el código ético de seguridad vial y que, además, establece diferencias entre cargos. Por ejemplo en las dietas, que se recomienda que se vean reducidas para los agentes pero no se menciona a los altos mandos.

Fuente: Cadena Ser

Autor: Otros
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