Ir a 110 no frena la siniestralidad

Quizás con la bola de cristal fuera de cobertura, tanto Rubalcaba como, después, Zapatero, aseguraron que la medida de reducción del límite de velocidad a 110 kilómetros por hora serviría para ahorrar combustible, contaminar menos y salvar vidas. Las dos primeras cuestiones, a la fuerza ahorcan, se responden, desde varios meses antes antes del extraño decreto de los 110, por el precio de los combustibles, que ha hecho descender su consumo un 10%, según la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio. Tampoco la otra gran ventaja de la medida de los 110 (la siniestralidad) parece querer dar la razón al Gobierno: en los días en que el nuevo límite lleva en vigor no bajan los muertos. 58 en los días de aplicación de la medida, uno más que en la misma semana del año anterior, que contó con un fin de semana más.

Muchos esperaban, atendiendo a los prolijos “informes” que maneja la DGT para machacarnos con el mantra de que “la velocidad mata”, que la reducción del límite de velocidad serviría al menos para reducir la sangría en nuestras carreteras. Llevamos todo el año pasado oyendo categóricas afirmaciones de Pere Navarro asegurando que una reducción del 10% en los límites de velocidad tiene como consecuencia inmediata un descenso del 20% en el número de muertos. Pues va a ser que no.

Menos coches, menos velocidad, pero más muertos

El año pasado se encendieron las luces de alarma: se rompió la racha de varios años en el descenso de víctimas mortales en la carretera, en tres meses consecutivos: septiembre, octubre y noviembre. Eran las fechas, si, en que Pere Navarro culpaba a Movimiento140 del aumento de la siniestralidad. Ya sabemos: si bajan los muertos, es porque ellos les salvan la vida, pero si suben, se debe a algún elemento indeseable. Luego, milagrosamente, el mes de diciembre vino a salvar el año.

Enero continuó esa tendencia, pero en febrero las cosas volvieron a torcerse, pese a un acusado descenso en el número de desplazamientos, se registraron, según fuentes de la DGT, 104 fallecidos, un 15% más sobre los 91 del mismo mes en 2010. En marzo, la cosa no empezó mejor, y en la primera semana el incremento de fallecidos alcanzaba la cota del 36%. Algo había que hacer. Y Pere, creyéndose su propia mentira, presionó para que se redujeran los límites de velocidad; no quedaban más cosas por hacer antes de que este último año de legislatura zapateril arruinara el único (supuesto) éxito del Gobierno: la reducción de muertos en la carretera.

Así, Pere, contento porque tengamos los mismos límites de velocidad que Lituania (porque el Reino Unido ha anunciado que los va a subir) esperaba que la medida le arreglase el examen final, por mucho que desde la DGT no han querido pronunciarse sobre la posible incidencia de la medida de reducción del límite de velocidad en la siniestralidad. “No hablamos sobre eso”, dicen, “es cosa de Industria”.

Echemos, pues, unas cuentas: según las informaciones proporcionadas por la DGT a los medios, en los días en que la medida de los 110 lleva en vigor (entre el 7 y el 22 de marzo), los fallecidos han ascendido a 58, uno más que en el mismo periodo del año anterior, en el que uno de los días fue domingo, jornada especialmente negra para la siniestralidad vial.

He intentado cuadrar los datos con los que se ofrecen en la web de la DGT pero me ha sido imposible: en el apartado estadístico aparecen menos fallecidos, contradiciendo sus propias informaciones sobre siniestralidad proporcionadas a los medios. ¿Quo vadis, Pere? ¿Qué será lo próximo? ¿Rogarnos que no conduzcamos? Pues sí, por ahí van a ir los tiros.

Fuente: ElAntiRadar

1 idea en “Ir a 110 no frena la siniestralidad

  1. ¿Que pasaría si mañana reducimos el límite a 90 y los muertos siguen siendo los mismos? a lo mejor se dan cuenta que los accidentes no son por la velocidad, sino por lo que todos ya sabemos y tengo la lengua despellejada de repetir.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *