Obras interminables, inacabadas o, simplemente, abandonadas

Ya nos hemos ocupado en El Antirradar de las obras en nuestras carreteras. Yo incluso he llegado a pensar que muchas de ellas son simplemente inexistentes, pero se indican para reducir los límites de velocidad; de hecho, en muchos casos, el radar está apostado en esas zonas pintadas de amarillo con limitaciones de 60 por hora. Hoy publicamos la experiencia de Vicente Rubio, un conductor experimentado que recorre cada año Europa con su coche. Nos explica las diferencias sobre cómo se hacen las cosas aquí y cómo se hacen fuera. No tiene desperdicio.

Como viajero profesional por las carreteras de esta España y gran parte de Europa puedo comparar la forma de gestionar las obras aquí y en otros lugares más «ejemplares», aunque se trata de un tópico. Algo que me llama la atención en las carreteras de Alemania son los carteles anunciadores del objetivo de los trabajos.

Como aquí, se detalla la administración responsable, el millonario presupuesto, el objetivo final de la obra…, propaganda en todas partes. La diferencia está en el, claramente destacado en el cartel, plazo de finalización inexistente en España. ¿Se pueden imaginar la reacción de los ciudadanos obligados a circular a 80 en la autobahn y ver que el plazo de la obra está más que cumplido? Control del proyecto al más bajo nivel posible en la democracia. En nuestras carreteras este detalle no aparece, tenemos la sensación de que las obras se prolongan durante lustros (¡y muy posiblemente es así!) pero no podemos comprobarlo. La ejecución de las obras encargadas con nuestro dinero está fuera de nuestro control, no tenemos información y las obras avanzan, retroceden y se detienen por la voluntad de un demiurgo que no parece responder a la influencia de nuestros votos.

Curiosamente, en los carteles del infausto plan E o plan Ñ o como se llame que pueblan nuestros lugares sí que se ha observado esta precaución, desgraciadamente me importa muy poco saber que la reordenación de las lápidas del cementerio del pueblo se finalizará en 6 meses. Gracias por la información pero en este caso me importa un pimiento.

La diferencia es más sangrante cuando tras el recorte de obras públicas, todas nuestras carreteras están pobladas de obras fantasma de dudosa finalización en las que se han detenido los trabajos o se llevan a menos de medio gas, abandonando las carreteras pintadas de amarillo y con limitaciones de velocidad inútiles, carriles cortados sin necesidad, conos polvorientos por todas partes y, claro, posibles puntos de recaudación (¡tramos a 40 y 60 en autovías, una mina para Pere Navarro!). Podría parecer parte de un maquiavélico plan para aumentar la recaudación a los contribuyentes, sin embargo es sólo una muestra de la estulticia e improvisación de nuestros próceres. En efecto, dentro de los urgentes planes de ahorro se cortan bruscamente las obras, las empresas reciben la orden de parar y voilâ! Los picos y las palas caen de las manos de los obreros, las máquinas de obras desaparecen como por encanto y a nadie se le ocurre que para servir al ciudadano sea necesario retornar la calzada al estado anterior a las obras.

Sólo conozco un caso en el que se haya restituido gran parte de una carretera a su estado original, el puerto de Monrepós en Huesca. ¿Se imagina el enfado de todos los esquiadores zaragozanos este invierno si las cosas hubieran quedado como estaban?

En este año de elecciones se pretende dar una sensación de actividad y podemos ver algunas máquinas dispersas haciendo no se sabe muy bien que. Las restricciones al tráfico continúan y no se ve avance, ¿se parará todo de nuevo tras el 22 de Mayo, empalmarán con las del 2012?. Un ejemplo palpable es la A2 que cada día se parece más a la carretera nacional original, con atascos kilométricos que no merecen la actuación de la KGB, perdón DGT. ¿Es necesario mantener todos los desvíos en Guadalajara, entre Zaragoza y Calatayud? Por favor, llevamos así desde dos años antes de la Expo por lo menos.

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