A todos nos ha ocurrido en algún viaje llevar un montón de cosas que vuelven a casa sin haber sido utilizadas. Las vacaciones también tienen su encanto en que no se está «como en casa», así que renunciemos a llevar nuestro hogar a cuestas. Incluso si viajamos con bebés o niños, es preferible que se acostumbren cuanto antes a improvisar y a aceptar los cambios sin protestar: no hay por qué llevar su propia cuna, su bañera, su trona.
Un vehículo excesivamente cargado es menos estable, el motor responde con mayor dificultad y la distancia de frenada se alarga, según la revista de la DGT, hasta un 17%. A 55 km/h un coche cargado necesita 3 metros más para frenar.
La solución a esto es intentar reducir la carga por todos los medios. Si no es posible, tal vez se pueda enviar una parte por tren o bien a algunos pasajeros. Y si tampoco se puede, habrá que tomar medidas para reducir los efectos adversos en la seguridad.
Medidas necesarias
Realizar el viaje en horarios de menor tráfico.
Moderar la velocidad e incrementar la distancia de seguridad con los vehículos que nos preceden.
Realizar paradas con mayor frecuencia para aliviar la tensión del conductor, la incomodidad de los pasajeros y el sobreesfuerzo del vehículo.
Es preciso revisar la presión de los neumáticos siguiendo las indicaciones del fabricante para situaciones de carga elevada del coche; unas ruedas infladas de forma inadecuada restan seguridad, aumentan el consumo de combustible y reducen la vida de los neumáticos.
Vigilar que las luces, al llevar demasiado peso atrás, no suban y deslumbren a los vehículos que vienen de frente o iluminen nuestra conducción de manera deficiente.
Algunos estudios afirman que cada 100 kg de peso implican elevar el consumo de combustible en un 6%.
Cómo colocar la carga
Lo primero es vaciar el coche de todas esas cosas que solemos llevar y que puede que no sean necesarias. Dejemos toda esa morralla en casa (o en la basura) y hagamos sitio para el viaje.
No olvidemos que lo normal es volver más cargados de lo que vamos, así que no agotemos todos los rincones de nuestro coche y dejemos espacio por si adquirimos algo.
Coloquemos lo más pesado debajo y al fondo del maletero.
Repartamos el peso, no pongamos lo más pesado a un solo lado.
Inmovilicemos la carga, de manera que no se desplace en las curvas o frenazos, atándola con pulpos o correas a las anillas de anclaje del maletero.
No dejemos nada rígido en la bandeja posterior, porque en caso de frenazo actuará como un proyectil y podrá causar lesiones a los pasajeros.
Pensemos en lo que necesitaremos durante el viaje para llevarlo a mano: la cartera, algo de comer, agua, tal vez una chaqueta, un juguete o un cuento para los niños, la cámara de fotos…
Si sobra espacio, mejor dejar el asiento central trasero libre.
Si no va nadie en el asiento de atrás, conviene igualmente abrochar los cinturones de seguridad, porque en caso de colisión sujetarán mejor los asientos en sus anclajes y, por tanto, la carga del maletero.
Cuando no necesitemos la baca, quitémosla para ahorrar combustible.
Si llevamos un cofre portaequipajes, coloquemos ahí los objetos más ligeros y los más pesados en el maletero.
El reglamento es estricto
Sepamos que el Reglamento General de Vehículos prohíbe que la carga comprometa la estabilidad del vehículo; es decir, que no solo no está permitido llevar pasajeros de más, sino tampoco bultos en exceso.
La carga nunca podrá ocultar el alumbrado, los catadióptricos, las matrículas o cualquier distintivo obligatorio, ni las advertencias manuales que necesite hacer el conductor.
La carga no puede sobresalir por la parte delantera y por la posterior no más del 10% de la longitud del coche, o si fuera indivisible, un 15%.
Si la carga sobresale, deberá ir señalizada con la señal V-20 (esa cuadrada con rayas diagonales rojas y blancas).
Fuente: El Mejor Seguro de Coche