«Una economía más veloz»

Publica hoy La Vanguardia un brillante artículo de Quim Monzó, titulado «Una economía más veloz», que repasa los últimos acontecimientos en materia de límites de velocidad en Cataluña, que vuelve a los 80 por hora por razones climatológicas, en contraposición con lo propuesto por el Gobierno conservador del Reino Unido de elevar los límites a 130 km/h, de lo que ya informamos en El Antirradar. Quiero compatirlo con los lectores de El Antirradar, con permiso de Quim.

UNA ECONOMÍA MÁS VELOZ

Quim Monzó, La Vanguardia, 8 de octubre de 2011.

Por culpa del anticiclón, durante unos días el límite de velocidad en los accesos a Barcelona ha vuelto a ser de 80 kilómetros por hora, como en los mejores tiempos tripartitos. Según explicó el martes el director del Servei Català de Trànsit, hoy sábado el límite de velocidad tiene que volver a la normalidad si por fin esta noche ha entrado el aire frío procedente del norte que vaticinaban los meteorólogos. Así pues, volvemos a la normalidad, pero sería bueno replanteársela, toda, y ver si los límites de velocidad que tenemos ahora son fruto del raciocinio o de la rutina. El mes de febrero, el conseller Felip Puig defendía olvidarnos de los 120 kilómetros por hora que tenemos en las autopistas y pasar a los 130. Decía que sería una medida «de sentido común», que los que la critican –Pere Navarro, de la dirección general de Tráfico, por ejemplo– tienen «una visión cerrada» y que en este asunto hay «mucho fundamentalismo y un cierto dogmatismo». La propuesta de Puig recibió el apoyo de una de las dos grandes asociaciones de automovilistas –el RACE–, mientras que la otra –el RACC– se mostró en contra.

Ahora, en Gran Bretaña, el secretario de Estado de Transportes, Philip Hammond, propone pasar de los 113 kilómetros por hora actuales a 130. Parte de la prensa se muestra a favor y parte, en contra. Como medio mundo, hay gustos para todo. The Independent dice que los 130 pondrían el límite de velocidad británico en sintonía con el de la mayoría de los estados de Europa. Uno de sus columnistas –Sean O’Grady– opina que 130 son poco y que lo subiría más, con lo que quizá llegaría a los 140 que en España pide el Movimiento140.com. Para acabar su arenga dice que quizás lo mejor sería hacer como los alemanes, que en los tramos de autopista rectas no tienen ningún tipo de límite. El secretario de Estado Hammond explica que el límite actual de velocidad viene de medio siglo atrás y que, en este medio siglo, la tecnología automovilística ha cambiado mucho. Dice: «Subir el límite de velocidad por autopista a 130 kilómetros por hora generaría millones de libras esterlinas de beneficio económico, porque la duración de los viajes se acortaría. Por ese motivo, más adelante pero este mismo año, haremos una consulta sobre la posibilidad de subirlo. Sería un cambio que ayudaría a dinamizar Gran Bretaña».

No parece un razonamiento desacertado. Supongo que, como se acercan elecciones, Felip Puig debe de tener guardado en un cajón el proyecto de los 130 kilómetros por hora, pero, cuando las elecciones hayan pasado, sería bueno que lo sacara. ¿Cómo tiene que dinamizar nada un país que ni siquiera se da cuenta de que los coches de ahora tienen poco que ver con los de décadas atrás y que sigue aplicando en las autopistas velocidades que se pensaron para modelos que ya solamente existen en los museos de coches antiguos?

(Podéis seguir a Quim en Twitter: @QuimMonzo).

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