Propuestas para la Seguridad Vial (1). El permiso por puntos o cómo quitarte lo que nunca fue tuyo

Al permiso por puntos se le atribuyen grandes méritos en la reducción la de siniestralidad vial. Ha obrado el milagro, según el anterior ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba y el director general de Tráfico, Pere Navarro Olivella, de reeducar a aquellos conductores descarriados de la viña del señor y meterlos en vereda.

Las cifras no mienten, nos dicen. Desde la entrada en vigor del permiso por puntos, casi 110.000 conductores han perdido todos los puntos de su permiso y 80.000 de ellos acudieron a cursos de recuperación. ¿En qué no mienten? Pregunto. ¿En que 110.000 personas se han quedado sin conducir? Muy bien. 80.000 ya están de nuevo en la carretera gracias al cursillo y las otras 30.000 están en periodo de obtener sus puntos de nuevo, así que en cuatro días los tenemos otra vez con nosotros. ¿Entonces? Sigo preguntando ¿Para qué sirve el permiso por puntos? Oiga, es que mientras se sacan su cursillo y tal, pues no conducen. Claro, ¡Sólo faltaría! Conducir con el permiso retirado por pérdida total del crédito de puntos supone la comisión de un delito. Pero sigamos.

El «infractor seguro»

Planteemos un hipotético caso práctico. Me voy de cena y me vuelvo en mi coche (servidor no bebe nunca, es un caso ficticio, nótese) y los agentes de la Guardia Civil me hacen la prueba de alcoholemia: tasa de 0,50. Me van a quitar seis puntos y algunos euros, pero tras esperar un rato en mi coche, inmovilizado hasta que se me pase la tostada que lleve, me iré a casita como si tal cosa. Bueno, tampoco me ha ido tan mal. Aún me quedan 6 puntos más para seguir haciendo lo que me venga en gana.

Mientras tenga claros unos límites y no rebase la delgada línea roja que separa la infracción del delito y mi bolsillo responda abonando los euros correspondientes, aquí no ha pasado nada. El siguiente fin de semana, volveré a hacer lo mismo y así una y otra vez, mientras no me vean, o bien no se me agote el crédito de puntos. ¿Y cuando se agote? calma, compraré más. Un cursillo y listo. ¿Os parece esto normal?

Cuando no existía el permiso por puntos, si la Benemérita lo detectaba a uno conduciendo borracho como un piojo, además de la multa, se llevaba tres meses con el permiso de conducir retirado y así sucesivamente hasta que un día daba la tasa indicada para la comisión de un delito y se quedaba con hasta tres años de retirada en el más duro de los casos. Ahora, con el maravilloso invento del carné por punto, la mayoría de los infractores realizan cursillos de recuperación de puntos antes de perder la totalidad.

Para que lo entendamos: como en Barrio sésamo:

Infracciones

ANTES: Tres meses sin conducir.
PERMISO POR PUNTOS: Sigue conduciendo hasta que gastes tus puntos.

ANTES:Hasta 600 Euros de multa.
PERMISO POR PUNTOS: Hasta 600 Euros de multa.

ANTES: Tantas infracciones como seas capaz de pagar.
PERMISO POR PUNTOS: Tantas infracciones como seas capaz de pagar y además tantos cursillos como seas capaz de pagar a razón de aproximadamente 350€ por curso.

ANTES: Perdías el permiso temporalmente, salvo delito o pérdida de aptitudes psicofísicas, en que era definitivo.
PERMISO POR PUNTOS: Sigues conduciendo, recuperas puntos mediante un cursillo, vuelves a ser denunciado, recuperas puntos, etcétera. Siempre que desde el último cursillo hayan pasado dos años, tres si la infracción es considerada muy grave, no hay problema. La pérdida sigue siendo temporal y recuperable. Haciendo bien los cálculos nunca se llega a perder por completo el permiso.

Los puntos nunca se acaba

Permiso por puntos o no, la única diferencia es la caja que se hace con este último, porque las conductas graves tienen menos castigo que anteriormente como podemos comprobar. ¿Y es gracias a esto que nos matamos menos? Va a ser que no.

Otro caso práctico, en la línea del anterior: Misma alcoholemia, 0,50. Multa económica y pérdida de seis de mis doce puntos. Me voy a la autoescuela y recupero cuatro puntitos. Ya estoy listo para volver a infringir. Total, son seis puntos nada más, eso si me pillan.

Ya no podré hacer otro cursillo hasta que no pasen tres años, así que tengo ese plazo para seguir a lo mío con diez puntos, aún pueden pararme borracho dos veces más si llevo una tasa más baja y me sobran dos puntos para alguna infracción más pequeña o para que me pillen otra vez con más de 0,50 y aún me quedan cuatro puntos para hablar por el móvil, por ejemplo. ¡Malo será que en tres años me vuelvan a cazar!. Cuando hayan pasado, haré otro cursillo y me darán algún puntito más. Precaución: No sobrepasar la tasa penal o tener un accidente. Es que ya sería la monda.

Con todo esto que os he contado ¿Diríais que es un buen sistema? Con el anterior modelo, en un caso como el descrito, después de cometer la infracción, nos hubiéramos librado de alguien así en nuestras carreteras durante unos meses y, en ese plazo, el conductor detectado varias veces ebrio, hubiera pasado tirando de autobús, como mínimo un año y medio.

La entelequia

¿Qué ha cambiado? Únicamente la sensación percibida por el conductor de que el permiso de conducir es un bien tangible que ahora se puede cuantificar en una medida convertible; El punto. Es como si hubiésemos pasado, sin solución de continuidad, de un sistema de “trueque” (cambias infracción por pérdida del derecho para conducir) por uno monetario: cambias tu derecho a conducir por dinero . Y así, como una libreta de ahorro, se puede ir vaciando si no gestionamos bien nuestros gastos. El permiso por puntos es una entelequia, un placebo creado para el control de su «propietario» entre comillas, porque ahora ha pasado a ser usufructuario; o peor, titular de una deuda contraída por anticipado, es decir, el saldo de puntos.

Expertos de toda Europa avalan este sistema de permiso de conducción. Aquí no somos más listos que nadie y por eso todavía no habrán leído en estas líneas que yo esté en contra del permiso por puntos; no lo estoy. Ni es una mala idea, ni es un mal sistema. Solamente digo que en algún lugar del camino, el fundamento de esto dejó de ser el de sacar de las carreteras a los conductores potencialmente peligrosos, para que sigan circulando y siendo posibles acreedores a la sanción y al cursillo. Si no es así, que me expliquen, ¿por qué se han dejado de imponer las retiradas temporales del permiso ante la comisión de infracciones graves? No lo entiendo.

Me gustaría que no dejarais de leer los siguientes artículos con la aplicación de casos concretos de alcoholemia, velocidad y las propuestas que aportamos. Estos planteamientos son bocetos someros de las ideas y propuestas de un ambicioso plan que hemos elaborado para llevar a cabo una política en materia de seguridad vial más eficaz que la actual. Tenemos las ideas claras, pero queremos contar con lo que para nosotros es más importante: el beneplácito y consenso de toda la sociedad. Conductores, ocasionales y profesionales, peatones y sobre todo las víctimas de la seguridad vial, que desafortunadamente en nuestro país se cuentan por miles.

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