La revista que edita la DGT, “Tráfico y Seguridad Vial” publica, en su número 211, un artículo dedicado a las carreteras secundarias que asegura que “Salvar vidas no es caro”. Alaba dicho artículo la política “low cost” en seguridad vial y pone como ejemplo la segunda vía más peligrosa de España, en la que en lugar de acometer las obras de desdoblamiento que vienen exigiendo desde hace años los vecinos y usuarios afectados, han pintado una línea continua de 30 kilómetros. Además, la revista confunde los años en que se produjeron las víctimas, se deja en el tintero hasta 13 fallecidos en los dos últimos siguientes y, por último, olvida mencionar que las cifras de siniestralidad han vuelto a ser exactamente las mismas que antes de tan fantástica medida.
Acaba de llegar a mis manos el último número de la revista “Seguridad Vial”, editada por la DGT y el Ministerio del interior. Entre sus artículos, algunos de muchísimo interés, a veces se les cuela auténtica propaganda que lamentablemente desacredita el trabajo de los profesionales que allí escriben. Cada día estoy más seguro de que ellos escribirían otras cosas, o al menos de otra forma, pero parece que alguien marca cierta pauta intoxicadora.
En mi lectura encuentro una columna con una foto de un guardia de tráfico, silbato en boca, en la que se lee “En diciembre de 2008, la Comisión de Seguridad vial de Aragón resolvió, en uno de los tramos más peligrosos de la N-232, entre las localidades Zaragozanas de Figueruelas y Mallén, limitar el máximo de velocidad a 80 km/h e instalar una línea continua, prohibiendo adelantar durante 30 kilómetros. Según datos de la Jefatura Provincial de Tráfico de Zaragoza, de 129 accidentes producidos en 2007, se pasó a 38 un año después y de 10 muertos, a 3”.
De esta carretera en particular ya hemos hablado en El Entirradar.
Seguro que nuestros inteligentes lectores ya se habrán percatado de lo ingenioso de la medida. Para qué vamos a desdoblar uno de los tramos más peligrosos de la piel de toro gastando una millonada, cuando podemos pintar una línea continua de 30 kilómetros y problema resuelto. Nosotros aquí proponiendo medidas de inversión en infraestructuras, educación vial y esas tonterías y va a resultar que con unos cuantos botes de pintura blanca podemos evitar un gran porcentaje de muertos en carretera.
La reseña de la revista está muy bien, pero estaría mejor si no hubieran metido la pata (o acaso manipulado) con los años y las cifras: A saber: los 10 muertos mencionados no lo fueron en 2007 (en que se contabilizaron 7), sino en 2008. Ascendieron a 3 los fallecidos en 2009, después de colocar la línea continua pero, más que por la línea, por los meses que estuvo cortada la carretera a tramos, para pintarla y acondicionar algunos accesos. Y habría sido la repera si luego hubieran añadido que en 2010 volvieron a subir a 7 las víctimas mortales, que finalmente han sido en 6 en 2011. Todo un exitazo de la política de “Pere” Gotera y Otilio.
Está muy claro; parece ser que para el anterior Gobierno salvar vidas ha sido una cuestión de “low cost”, y de “total free” para el presupuesto en publicidad y propaganda. Of course.
Pero queda algo más divertido todavía, por no decir grotesco. Poquito antes de comenzar el tramo del que hablamos y que se ha llevado 100 vidas en la última década, hay un cartelito que dice: “FIN de Tramo de Concentración de Accidentes”. Tal y como; esta gente se ríe de nosotros. Llevan haciéndolo ocho años. Y aún quieren repetir.
Bueno, es la prima hermana de la gilipollez de hacer carriles bici pintando simplemente el arcen de rosa.