La escena la han vivido decenas de veces muchos padres y madres. Un niño en bicicleta, su padre detrás andando sigue de cerca sus movimientos con la vista y le da un grito que se oye en varios kilómetros a la redonda cuando intuye que se acerca a una situación de peligro. El niño frena en seco y todo acaba sin consecuencias trágicas. Eso sucedió el pasado sábado, hacia las ocho de la tarde en Cornejo de Sotoscueva, según explica a DB Carlos Peña, padre de Iñigo Peña Iglesias. La historia no tendría ninguna importancia si no fuera porque fue motivo de una multa de 200 euros de la Jefatura Provincial de Tráfico de Burgos que tiene como infractor a Iñigo Peña, de tan solo seis años de edad.
Una patrulla de la Guardia Civil, siempre según el relato del progenitor sorteaba Cornejo por la BU-562 y se acercaba al cruce del stop desde Villarcayo. Al ver al niño, los agentes frenaron el vehículo por precaución, pero no siguieron su camino. Se detuvieron y le reprocharon a su padre que no había hecho el stop. En ese momento, Carlos Peña utilizó otro argumento en contra de los agentes en vez de disculparse y les replicó que su velocidad en el casco urbano no era la adecuada. Ese dato será imposible de contrastar, porque no había radar ese día en Cornejo.
La cuestión es que los agentes no dejaron el asunto en amonestación y decidieron denunciar al pequeño piloto. Su padre admite que sí sobrepasó la línea que marca el stop, pero que se detuvo «donde hay visibilidad suficiente». Carlos Peña recurrirá la sanción después de abonar con rapidez el 50% de la multa, que se perdona automáticamente por pronto pago. Si gana el recurso solo recuperará sus 100 euros y el orgullo de su hijo, que no quiere ni oír hablar de lo sucedido. Pero si pierde habrá de pagar los 200 euros de la multa original más las costas del proceso. Pese a todo irá hacia adelante.
En la sanción que, según Carlos Peña, ni siquiera le dieron la oportunidad de firmar ni a él ni al niño, se indica que el motivo es «no detenerse en el stop y obligar a los vehículos a frenar». Pero el único que frenó fue el coche de la Guardia Civil, algo que no se esclarece en la multa.
Carlos Peña, quien pasa todos los fines de semana en Cornejo de Sotoscueva, pero tiene su residencia habitual en la localidad vizcaína de Basauri, lamenta que «el peor trago se lo llevó el niño, que incluso se echó a llorar». Le asustó la escena de ver al agente de la Guardia Civil recriminando a su padre su comportamiento y el no haber estado más cerca del niño. Carlos Peña asegura que llegaba de la concentración de asociaciones de mujeres que el sábado se celebró junto a la ermita de San Bernabé, en Ojo Guareña. Estuvo todo el día colaborando con el evento de forma voluntaria y el camino de vuelta lo hice «todo el rato junto al niño». Pero justo en ese momento se adelantó «un poco».
Tranquilo
Asegura que él estuvo tranquilo en todo momento, porque la patrulla «frenó a 30 metros del stop». Pero en Cornejo el suceso causó sensación, porque Carlos Peña asegura que los agentes estuvieron unos 45 minutos extendiendo la multa y haciendo gestiones en una zona del pueblo muy concurrida y más un sábado a las ocho de la tarde.
Fuente: Diario de Burgos
De los vientos que plantemos recogeremos tempestades… En 2004 permitimos que un retrasado mental llamado Peré Navarro abriera la caja de Pandora. Hoy, 9 años después, empezamos a comprobar los disparates de la política «todo por recaudar», y de aleccionar a la Guardia Civil no a ayudar al ciudadano, sino a expoliarlo, dándole todo el poder al agente para inventarse, si le sale de los cojones, las situaciones para multar.
Eso si, multar al pobre padre de familia que va con su hijo en bicicleta, porque cuando hay que entrar en «las barranquillas» a ver como es posible que un señor que vive en una chabola y «de la chatarra» pueda tener en la puerta aparcado un BMW M5, un Porche 911 y un Audi A8, ahí entonces si que se les caen los gayumbos grises.
Delante del padre de familia las pistolas las tienen ellos, pero cuando entran en ciertos sitios se cagan porque las pistolas las tienen tambien otros, y tantas o mas como ellos.
Con pistola y presunción de veracidad son muy gallos, pero cuando las cosas se igualan solamente en que el otro tambien puede llevar pistola, entonces se cagan.
QUE UNO O DOS DE ESTA PAREJA DE G.C SEAN UNOS GILI…..S NO QUIERE DECIR QUE TODOS SEAN UNOS MENDRUGOS,AUNQUE CUANDO OCURRE ALGO Y SABES QUE TE ASISTE LA RAZON ,UNO TIENE QUE REPRIMIRSE POR ESOS TECNICISMOS LLAMADOS PRESUNCION DE VERACIDAD QUE TE PUEDEN COMPLICAR LA VIDA.
Y luego si sacas el móvil para tomar fotos o gravar la conversación ràpido intentan quitartelo en un ácto que de entrada es totalmente ilegal, y eso es porque en el fondo saben que lo que están hacienndo no se ajusta a derecho.
No es muy lógico que multen a un niño de 6 años. Pero también queremos que ese niño sepa como circular.
Según el código de circulación, siempre hay que detener el vehículo (y la bicicleta se considera como vehículo) en la línea de detención y si no hay visibilidad suficiente, avanzar con cuidado hasta donde tengamos buena visibilidad.
El padre reconoce que su hijo se salto la línea de detención, con lo que esta bien puesta la infracción.
No todos los GC son unos «pistolas». Me he encontrado a lo largo de mis más de 15 años de carnet, de todo; aunque la mayoría eran más amables. Siempre que cuando les hablas no lo haces de manera prepotente y chulesca, que como se cuenta en la noticia el padre si tubo con los GC. Si se hubiese callado y reconocido que su hijo lo hizo mal, solo se habría llamado una amonestación verbal.