La Audiencia de Cantabria ha condenado a una aseguradora a indemnizar con 24.000 euros a los hijos de un hombre que falleció al caer con su coche por un acantilado en Santoña en el año 2007, al considerar que existen dudas sobre si lo ocurrido fue un suicidio o un accidente.
La Sección Cuarta de la Audiencia revoca así la sentencia del Juzgado de Instrucción y Primera Instancia nº 2 de Santoña, que consideró que se trataba de un suicidio. Tras la demanda de los hijos, la seguradora alegó que se trataba de un suicidio y, en consecuencia, no se podía exigir la cuantía contemplada en la póliza, al ser un accidente provocado intencionadamente por el beneficiario y haber sido causado por mala fe.
Sin embargo, la Audiencia considera que en la duda entre caso fortuito o mala fe “no se presume la segunda” . Además, señala que uno de los guardias civiles que instruyó el caso manifestó que era factible que la muerte fuera accidental y por tanto involuntaria y que no había elementos objetivos para asegurar que fuera un suicidio.
Asimismo, según la sentencia es igualmente factible que por un error humano, una persona pueda caer por el precipicio con el coche.
