Coche compartido vs. transporte convencional

En los últimos días los servicios de uso compartido de coche han saltado a las portadas de los medios después e que la patronal del transporte de viajeros por carretera, Fenebús, pidiera el cierre de la empresa BlaBlaCar al considerar que opera ilegalmente y supone competencia desleal.

El consumo colaborativo del que tanto se habla ahora no es otra cosa que el «compartir gastos» de toda la vida. Se puede aplciar a cualquier ámbito, pero el que más auge ha alcanzado –y, por ende, más polémica– es el que nse refiere al uso compartido del coche. Estos sistemas se empezaron a utilizar en los años 40 en la Alemania de posguerra, aunque ha sido desde hace aproximadamente una década cuando han despegado con fuerza en Europa.
BlaBlaCar, por ejemplo, comenzó a operar en Francia en 2004, para, cinco años después, dar el salto a España. En la actualidad opera en 10 países de Europa y reúne a unos 700.000 viajeros cada mes. Del crecimiento que está registrando BlaBlaCar en España da idea el dato de que su cuenta de Facebook ya cuenta con un millón de seguidores y el volumen de contactos que se realizan a través de su herramienta crece de forma imparable.

Los jóvenes entre 20 y 30 años son los que principalmente hacen uso de este servicio, los mismos que, en su mayoría, están dando la espalda a los métodos de transporte convencional. Fenebús ha cifrado hasta en un 10% la caída del número de viajeros de los cuales el 40% son jóvenes. El cóctel que forman la crisis, el bajo poder adquisitivo y un espíritu más abierto a nuevas fórmulas de consumo hacen de este grupo de edad el target perfecto de las empresas de consumo colaborativo.

¿Legal o ilegal?

Ante este estado de cosas, la patronal del transporte de viajeros por carretera, Fenebús –después se han sumado otras asociaciones gremiales, como por ejemplo taxistas y empresas alquiladoras–, interpuso varias reclamaciones ante diferentes estamentos, entre ellos los responsables de Transporte, la CNMC, la Defensora del Pueblo y hasta la DGT, pidiendo el cierre de BlaBlaCar por competencia desleal, dado que, según Fenebús, está prestando un servicio de transporte sin profesionales que tengan la formación necesaria y sin garantías que cubran a los viajeros. Del mismo modo, Fenebús, denuncia que BlaBlaCar presenta competencia desleal puesto que no cumple con las obligaciones laborales de cualquier empresa y, lo más importante, no tributa por la actividad económica que realiza.
Desde BlaBlaCar responden que su servicio se limita a poner en contacto a particulares que se ponen de acuerdo para compartir gastos en un viaje determinado y, por el momento, la empresa no cobra ninguna tarifa por la prestación de este servicio, por lo que no estarían obligados a tributar por ello.

Sin embargo, esta situación va a cambiar en breve, puesto que la empresa francesa ha confirmado que a lo largo de 2014 va a instaurar el mismo sistema de pago que ya funciona en Francia. El usuario tendrá que abonar una cantidad en concepto de reserva. A partir de ese momento la empresa pasará a tributar tanto el IVA como el resto de impuestos pertinentes.

Los sistemas de uso compartido del coche, como el resto de modalidades de consumo colaborativo, están en la actualidad en una situación de desregulación –las nuevas tecnologías han contribuido al crecimiento y proliferación de este tipo de servicios y los legisladores, como casi siempre, van por detrás de la sociedad– que da lugar a no poca confusiones y disputas, como a que mantiene Fenebús con BlaBlaCar.

En Francia, BlaBlaCar ya tuvo que hacer frente a una denuncia similar, aunque, al fina,l el Tribunal Supremo de aquel país dictaminó que no había nada ilegal en el modelo de negocio de la empresa. Sin embargo, las autoridades californianas han sido pioneras en la regulación de este tipo de actividades y en 2013 aprobaron una ley específica para dotar de un marco legal a este tipo de servicios, después de que un año antes los prohibiera debido a las presiones de las uniones de taxistas.

El quid de la cuestión parece estar en si quien pone el coche se lucra con este servicio. De ser así, para empezar, quien ofrece el servicio deberá registrarse como empresa y tributar. Para continuar, debería ofrecer unas garantías a los «clientes» y, por supuesto, debería contar con un seguro que cubriese a los pasajeros, entre otras cuestiones. Una de las principales denuncias que realiza Fenebús es que, según sus datos, está creciendo de forma alarmante el número de personas que ofrecen servicios de transporte –con ánimo de lucro– camuflados en estas plataformas de uso compartido del coche. Algo que, por otra parte, escapa al control de las empresas que se dedican a poner en contacto a los viajeros y que si lo detectan, como señalan desde BlaBlaCar– constituye razón suficiente para expulsar a ese usuario de la comunidad.

Fuente: AutoFacil

Autor: Autofácil
Autofácil es una revista del motor, con información sobre coches, pruebas de coches, actualidad de cada marca, pruebas y características, así como noticias de trafico y movilidad. Anteriormente formaba parte del grupo Luike. A principios del año 2023, con Autofácil y Formula Moto, se crea el Grupo Mobilitas cuyo principal accionista es Atrevia Comunicación.

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