Son 15 las ciudades españolas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO: Toledo, Córdoba, Tarragona, Salamanca, Segovia, Ávila, Santiago de Compostela, Baeza, Úbeda, Cáceres, Alcalá de Henares, San Cristóbal de La Laguna, Mérida, Ibiza y Cuenca.
En todas estas 15 ciudades, independientemente del número de habitantes, se producen problemas comunes. De ahí la finalidad del Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España, que nace para actuar de manera conjunta en la defensa del patrimonio histórico y cultural de estas ciudades, y del Libro Blanco sobre la Movilidad en los Conjuntos Históricos en las Ciudades Patrimonio de la Humanidad, que busca, según Antonio Valdenebro, coordinador técnico de la publicación y jefe de Movilidad del Ayuntamiento de Córdoba, “todo aquello que nos une y compartir experiencias de todo aquello en lo que hemos acertado y hemos fallado a lo largo del tiempo”.
Inaccesibles y turísticas
El problema es precisamente aquel del que procede su atractivo turístico: calles estrechas, trazados tortuosos, pendientes, sin espacio para estacionar y edificios sin garajes. Deben convertirse en accesibles y funcionales, cuando, precisamente, se diseñaron para resultar impenetrables para sus enemigos.
Además de su configuración física, otro de los condicionantes que presentan es que son grandes receptoras de turistas. Deben estar capacitadas para asumir la visita de miles de personas de manera estacional, es decir, concentrada en fines de semana, festivos, vacaciones…
Javier Melgosa, profesor de Derecho Administrativo de la Universidad de Salamanca, explica que “la calidad del entorno, tanto natural como urbano, ha adquirido una enorme importancia en el desarrollo del turismo”.