Las ocho situaciones de emergencia que debes controlar en un trayecto largo

Ha comenzado el mes de agosto y ya son muchos los que se han lanzado carretera y manta hacia destinos de costa que les permitan desconectar de la rutina diaria. Pero comenzar las vacaciones puede suponernos un verdadero dolor de cabeza, no sólo debido al ajetreo habitual de maletas y niños, si no también si hemos descuidado el estado de nuestro vehículo desde nuestro último viaje largo.

Las averías resultan algo bastante común y, en verano, los servicios de emergencias no dan a basto con el trabajo que soportan. Por todo ello, aquí te mostramos algunas claves para poder solucionar tú mismo problemas frecuentes y elementales con los que puedes encontrarte en tus viajes en carretera.

No estás solo, tienes a quien acudir

Incluso cuando hay reparaciones que se pueden realizar en cinco minutos, no hay que agobiarse ante una situación como las que vamos a ver, ya que pueden suponer el declive de nuestro verano, cuando realmente supone un problema de desconocimiento e inexperiencia.

Muchos de estos inconvenientes podemos solucionarlos simplemente acudiendo a consultar el manual de nuestro vehículo, donde encontraremos respuestas a la ubicación de los elementos, distribución de la caja de fusibles, cómo cambiar las bombillas, el funcionamiento del gato hidráulico, los símbolos que aparecen en el cuadro de instrumentación y su significado, etc.

Además, incluso cuando la preocupación sea mayor, siempre podemos llamar al teléfono de asistencia en carretera de nuestra marca, pedir asistencia de nuestra aseguradora o participar en clubs de automovilistas como RACE, CEA o RACC.

Lo primero que debes hacer

Si partimos de que no has salido del garaje de casa, hay que contar siempre con los elementos de prevención indispensables como los triángulos de señalización, el chaleco reflectante, una caja de fusibles y bombillas de repuesto, el extintor, una linterna (para arreglos nocturnos) y botella de agua, entre otros. Por supuesto, resulta necesario haber comprobado previamente los niveles de aceite, del líquido refrigerante y de frenos, que haya suficiente agua para los limpiaparabrisas y una buena presión y estado del dibujo de los neumáticos.

Hay que tener en cuenta que en ciudad es más fácil encontrar ayuda, pero en carretera debemos ser cautos y, sobre todo, mantener la calma para detenernos tranquilamente en un tramo con buena visibilidad en el arcén donde seamos vistos desde largas distancias. A continuación, han de colocarse los triángulos de señalización (a 50 metros del vehículo, por delante y por detrás en vías de doble sentido), siempre con el chaleco puesto, pues en caso contrario además de la reparación, tendremos que pagar una multa de hasta 200 euros.

1) La dirección no responde

No es probable que ocurra, pero en tal caso debemos seguir el trayecto permitiendo libertad de movimiento al volante mientras frenamos suave y progresivamente. En caso de que el coche vaya a cruzarse a la otra vía o a impactar con un obstáculo podemos pisar el embrague y tirar fuerte del freno de mano.

2) Error con el carburante

Puede pasar, sobre todo si conduces un coche que no es propio. Si son pocos litros los equivocados, puedes terminar de rellenar el depósito con el adecuado; si por el contrario te has dado cuenta tarde, tendrás que vaciarlo entero pues es un inconveniente grande.

3) Si se enciende un indicador de estado del vehículo

Lógicamente hay que consultar el manual. Ahí encontrarás el significado del testigo encendido y el problema que acarrea. En el caso del nivel de aceite debemos detenernos inmediatamente, revisarlo y llenarlo en caso de que sea necesario; el indicador del ABS no supondrá un problema grave, pues el coche sigue frenando de igual manera.

4) Cambiar la rueda del coche

Para ello necesitamos un gato, una llave mecánica y la rueda de repuesto. Todo ello, normalmente, se encuentra en el maletero. Tras retirar el tapacubos de la rueda, procedemos a desatornillar las tuercas de sujeción de la rueda (si tenemos antirrobos, usaremos su llave específica). Una vez que hayamos desaflojado las tuercas, elevamos el vehículo por ese lateral con la ayuda del gato mecánico hasta tener espacio suficiente para retirarla y poner así la de repuesto. Es recomendable que cuanto antes hagamos una parada en la estación de servicio más cercana para comprobar su presión.

5) Problemas del sistema eléctrico

Son el resultado de un fusible estropeado, generalmente. La caja de fusibles se encuentra a la izquierda del volante, pero antes de abrirla tendremos que apagar el motor. Tras retirar su tapa, sacamos el fusible averiado con unas tenazas y lo sustituimos por el nuevo que ya habíamos previsto guardar en la guantera antes de salir.

6) Fallo en los frenos

Ojalá que no sea así, pero si se da tal caso hay que saber tener el control sobre el vehículo y, por encima de todo, sobre nosotros mismos. Al darnos cuenta debemos pisar intermitentemente el freno de forma rápida hasta que notemos cierto efecto, para a continuación hacer uso del freno motor reduciendo a una marcha menor de forma paulatina, hasta llegar a la marcha más corta y poder usar el freno de mano de forma suave para frenarlo definitivamente, una vez estemos fuera de la calzada.

7) Sale humo del motor

Para que quede claro: los coches arden, nunca explotan. Eso para las películas. Partiendo de esta base, si ves salir humo del capó, debes salir de la carretera y alejarte lo más posible para no entorpecer al resto de usuarios con la humareda. Tras ello, debes observar que no esté goteando la gasolina, para evitar males mayores, y tirar de la palanca del capó. Con el extintor puedes rociar el interior del motor desde la parte inferior del morro o a través de la pequeña abertura del capó, aunque ten en cuenta que cuanto más lo abras, más oxígeno entrará, pudiendo avivar el fuego. Nunca eches agua, pues al igual que ocurre en una sartén, a más de 100º hierve y se evapora provocando una salpicadura más violenta aún. Es preferible que eches arena, tierra o des sacudidas con una manta.

8) Se ha agotado la batería

Puedes pedirle ayuda a otro conductor para cargarla de nuevo con unas pinzas y que así puedas llegar al taller más cercano. Si no lo consigues, llama a la grúa del servicio de asistencia y cambia la batería. No cuesta mucho más de 50 euros y te ahorrarás problemas en el futuro.

Fuente: Circula Seguro

Autor: Otros
Autores diversos.

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