La moto es un vehículo ágil y práctico en el tráfico urbano, y placentero en rutas en carretera. Su construcción, carente de carrocería, ofrece sensaciones distintas al conductor y al pasajero y también escasa protección. Por ello, circular sobre dos ruedas exige concentración y anticipación continuas, un conocimiento completo y un cumplimiento estricto de las normas de circulación.
Evitar ciertas maniobras antirreglamentarias y, sobre todo, peligrosas, aumenta la seguridad y la comodidad en los trayectos del propio motorista y de los demás usuarios de la vía. Estas son algunas.