La DGT pone en práctica la teoría del “Libre albedrio” mediante dos procedimientos, permitir el incumplimiento de la ley de forma reiterada y formar parte de ese incumplimiento y ejercer fuerza para cambiar la ley adaptándola para que no se pueda incumplir. Pero ¿Quién puede incumplirla?, no serán los ciudadanos, son y serán las administraciones públicas. Hoy por impunidad y pasividad de los que tienen la capacidad de auditar y sancionar y mañana porque la ley se adapta a que puedan hacer lo que quieran, lo que tú no puedes imaginar ni sospechar.