Desde hace poco tiempo es posible repostar gasolina de 100 octanos en algunas gasolineras, pero… ¿realmente merece la pena?. La constante evolución del mundo del motor y las normas anticontaminación cada vez más restrictivas, propician la llegada al mercado de nuevos combustibles, más competitivos, y algo más respetuosos con el medio ambiente.
No hay que olvidar que todos los combustibles son contaminantes, pero las marcas se encargan de introducir aditivos para que los efectos nocivos para el medio ambiente y la salud sean menores y los motores funcionen cada vez mejor, sacándole el máximo rendimiento.
El ejemplo perfecto son las gasolinas, que se identifican y clasifican por el número de octanos, siendo éste el indicador de capacidad antidetonante que poseen.
Hace muchas décadas, la gasolina de 84 octanos se utilizaba para motores de baja relación de compresión y las gasolinas con más octanos (90 en adelante), para motores con una relación de compresión más alta, pudiendo sacar algún caballo más, mientras que, en la actualidad, la gasolina de 100 octanos ya es una realidad. Ya han pasado muchos años y esta progresión ha ido adaptándose a los nuevos motores que han ido saliendo al mercado.