Un total de 18 coches camuflados de los Mossos d’Esquadra, dotados cada uno con dos cámaras de vídeo, patrullan cada día en las carreteras catalanas. Su objetivo es detectar y grabar in fraganti las maniobras más peligrosas que se producen e interceptar a los conductores responsables. Solo este año, estas patrullas, denominadas espiell (en castellano, mirilla), han grabado decenas de miles de infracciones.
«Los coches llevan dos cámaras, una delante y otra detrás, y graban vídeo permanentemente. Cuando el mosso detecta la infracción presiona un botón y el sistema recupera y almacena el vídeo desde antes de producirse la maniobra», explica Vicenç Gasulla, subjefe de la Unitat de Trànsit de los Mossos d’Esquadra.
Entre otras novedades, estos coches disponen de un sistema wifi para descargar las imágenes automáticamente cuando llegan a su base, para que puedan incorporarse a los expedientes sancionadores sin que los policías tengan que manipularlas. Las dos cámaras, muy pequeñas, van escondidas para que los demás conductores no las vean. Además, los coches espiell van dotados de un panel luminoso para avisar a los infractores y pedirles que se paren.
SORPRESA DE LOS CONDUCTORES / «La verdad es que cuando paras a los infractores, estos se quedan sorprendidos, pero no discuten la sanción. A veces les enseñamos el vídeo para que vean qué han hecho. Y no suelen protestar», explica Jordi, uno de los veteranos agentes de Trànsit de la central de los Mossos en Sabadell.
Cuando los conductores ven un coche patrulla aminoran enseguida la marcha. Pero los espiell no se ven. Solo si uno se aproxima mucho puede distinguir dentro los petos reflectantes de los agentes, que van de uniforme. Esta discreción permite observar muchas infracciones.
Martes 15 de diciembre, por la mañana. Al poco de salir de la central, los agentes se fijan en una furgoneta que circula delante de ellos en la AP-7, en Parets. Va por el carril central, sin nadie a su derecha y desplazándose de un lado a otro del carril. El espiell se pone a su altura y un agente orienta la cámara hacia el conductor. Los mossos confirman sus sospechas. El transportista habla con el móvil en una mano. No se da cuenta de que le filman. «Cuando hablan por teléfono, los conductores no se enteran de lo que pasa a su alrededor», dice el mosso Jordi. De repente, el chófer ve a los agentes y tira el teléfono. Demasiado tarde. El coche patrulla adelanta a la furgoneta y despliega un panel luminoso para pedirle que se pare en el arcén.
El conductor, Miguel Ángel Acosta, niega que hablara por el móvil. «Son 150 euros de sanción y tres puntos de carnet, pero puede recurrir», le dice el jefe de patrulla, Enric Gené. «Es verdad que cogí el móvil, pero para rechazar una llamada. No he hablado», explica Acosta.
A los pocos minutos, la patrulla detecta a otro transportista manipulando el móvil mientras conduce un tráiler. «Era mi mujer, que está en el hospital», dice. No replica. Ha sido grabado. No quiere hablar con este diario, para que su empresa no se entere.
Después, cuando la patrulla regresa a su base, una moto de gran cilindrada adelanta muy rápido al vehículo policial por la derecha y luego a los que le preceden haciendo eses. «No vamos a perseguirle porque hay mucho tráfico y sería peligroso, pero ya tenemos su matrícula y la infracción grabadas», dice Jordi. Pero unos kilómetros después ven la misma moto saliendo de la C-58 más despacio y sin coches en medio que impidan alcanzarla. Los mossos aceleran. En el arcén, Jordi Muñoz, el motorista, ve el vídeo. «He pisado la línea continua e iba haciendo eses entre los coches. No puedo reprochar nada», dice, resignado.
Tres multas grabadas en menos de dos horas. Cuando la patrulla llega a su central, en Sabadell, los vídeos se descargan automáticamente vía wifi. Sin embargo, solo se utilizarán las imágenes que tengan que documentar una infracción penal en un juzgado, como conducir de forma temeraria. Para el resto de los expedientes sancionadores, la palabra del agente es suficiente.
Fuente: El Periodico
Al contrario que los radares sacacuartos, esto si lo veo correcto. Si es realmente por seguridad.
Es normal que esten besándote el culo. Y si frenas y te meten la ostia, ?quien tiene la culpa? Es normal que unos agente policiales no solo se pongan en peligro ellos sino el de los demás transeuntes.
Son unos sinverguenzas.