De valiente, oportuna y muy justificada debemos calificar la denuncia que la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) ha realizado en relación con el nuevo sistema que el Ministerio del Interior ha introducido para valorar el trabajo de los miembros de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil. Valiente, porque a pesar del coste personal que supone -no ya alzar una voz, porque nadie la ha elevado, sino por poner en evidencia un sinsentido en un instituto armado- tiene mucho mérito.
A nuestro juicio resulta inexplicable que se premie con una mayor puntuación a quienes formulan más denuncias frente a quienes prestan más auxilios en carretera. No ha estado acertado el ministro, señor Rubalcaba, en este asunto, que lo plantea desde una óptica errónea.
Nadie ha realizado un planteamiento sedicioso para promover un incumplimiento de la ley. Lo que precisamente se está advirtiendo al ministro, y a toda la sociedad, es que el nuevo “baremo” para valorar el trabajo de la benemérita es contrario a la Ley de Seguridad Vial y a los principios que la inspiran.
Alguien debería explicarle al ministro que la Guardia Civil no está para multar. Que la Guardia Civil no tiene entre sus funciones la de sancionar infracciones de circulación. Desde luego resulta absolutamente rechazable que se pretenda asociar la imagen de los agentes con la de unos recaudadores de impuestos, que además tienen interés en que se pongan muchas multas.
El primer Código de la Circulación que hubo en España en 1934, estipulaba que un tercio del importe de la multa iba para el denunciante, una medida que tuvo que suprimirse hace muchísimos años porque este sistema de premios quebraba el principio de autoridad y era incompatible con la necesaria objetividad que debe presidir este tipo de actuaciones. ¿Con qué ojos va a ver el ciudadano al agente que le denuncia si intuye que detrás del boletín hay un premio, económico o de otro tipo?.
Me gustaría recordarle al ministro dos cosas. La primera, que además de la vigilancia y disciplina del tráfico, existen otras muchas funciones que pueden utilizarse con más objetividad para medir la eficacia de los miembros de la Guardia Civil como, por ejemplo, la regulación, gestión y control del tráfico, la formación de los agentes o el auxilio en carretera. La segunda, que habrá que buscar en otros sectores con menor incidencia para la seguridad vial para aplicar los necesarios recortes presupuestarios porque donde menos hay que recortar es en la Guardia Civil, cuya simple presencia en la carretera tiene un efecto preventivo muy importante.
Autor: Mario Arnaldo (Presidente de Automovilistas Europeos Asociados)
¿Para cuando se premiará a la Guardia Civil también por meter en la cárcel a terroristas, pederastas, violadores, asesinos y políticos? pero no, para eso no no vaya a ser que metan por error al etarra que al PNV en ese momento no le hace gracia, o vayan a tachar al gobierno de racista por meter de por vida al gitano que ha violado y asesinado impunemente o al político que ha cometido todos los desfalcos habidos y por haber pero al ser del partido se ve mal en televisión.
¿A por quienes van? pues a por el de siempre, al borrego ciudadano que, como en «el silencio de los corderos» le lleven al matadero y no diga ni se queje, solo haga «beee… beee…»
Esto, en cualquier país, sería cauda de que las asociaciones automovilisticas que son las que tienen los medios (es decir, pelas y abogados) estuvieran denunciando a la DGT día tras día, pero nada… mucho quejarse pero luego no hacen absolutamente NADA dejándonos a todos con el culo al aire.
Quizás sea momento de que los conductores creemos una asociación de verdad, y en vez de pagar cuotas de RACEs y compañía pagaramos para, como he dicho, denunciar a Camarada Comisario y montar un pollo ante los medios de comunicación de no te menees…