Ayer estuve en un curso de conducción sobre nieve de Mercedes. Como siempre que hago un curso de este tipo me sorprende que todavía se expliquen temas como el funcionamiento del ABS o del ESP, sistemas ambos ampliamente conocidos por los periodistas que acudimos a dichos eventos y que, por buena lógica, parece que deberían ser igualmente conocidos por los usuarios en general. Sin embargo los monitores de estas escuelas siempre nos hablan de ellos porque, por su experiencia diaria, saben que el desconocimiento es casi absoluto.
Desde los medios de comunicación especializados y también en las secciones especiales de motor de los medios generalistas se ha hablado mucho de este tipo de sistemas y, espero, se seguirá haciendo. Sin embargo, al menos hasta donde yo sé, los conocimientos necesarios para adquirir el carné de conducir no los incluyen en absoluto. Viendo el temario parece que es tremendamente importante saber cómo funciona el ciclo de cuatro tiempos, tener un claro concepto de las diferencias entre los frenos de tambor (prácticamente desaparecidos) y los de disco, saber qué es un neumático radial y otro diagonal (los radiales son hoy la práctica totalidad), poder verificar el nivel de agua de la batería (cuando la inmensa mayoría de las actuales no tiene mantenimiento) o conocer lo que es el freno de servicio y el de estacionamiento -más conocidos como freno a secas y freno de mano, pero para qué vamos a hablar como todo el mundo si utilizando un lenguaje diferente nos aseguramos unos cuantos suspensos y aumentamos los ingresos por tasas-.
Es difícil enseñar a quien no quiere saber, más difícil aún es enseñar cuando es el profesor el que no sabe, y lo que ya resulta imposible es ofrecer conocimientos cuando los que deciden el temario a estudiar desconocen la realidad del tema desarrollado. Señor Pere Navarro y otros ignorantes sobre el mundo del motor que, no obstante, ocupan puestos de importancia en la DGT u otros estamentos relacionados; el automóvil es uno de los sectores de mayor evolución que existe actualmente. La relación de los vehículos actuales con los de hace treinta años se reduce en muchos casos a la existencia de cuatro ruedas y un motor de combustión interna (que ustedes ya saben que existen los eléctricos aunque se equivoquen en su incidencia real en el mercado, claro). Señor Rubalcaba (ignorante igualmente en este tema), me juego diez a uno a que la proporción muertos/accidentes ha descendido de manera drástica en los últimos veinte años, aunque usted dirá que es porque los accidentes se producen a menor velocidad. Yo, que apenas llevo dos décadas dedicado al mundo del motor -y todavía tengo mucho que aprender-, le digo que los modernos sistemas de seguridad han tenido mucha mayor incidencia.
Como no político que soy, y profesional del sector del motor, les suspendo a todos en conocimiento, les pongo un cero en honestidad y un muy deficiente en política de seguridad vial. No, los radares no son la solución. Los radares anunciados claramente y dispuestos antes de un punto negro causado por excesos de velocidad son muy aceptables e incluso necesarios, pero de esos prácticamente no existe ninguno. Los muertos por accidentes de tráfico son muertos debidos al tráfico aunque hayan pasado 24 horas desde su accidente, la drástica mejora de la seguridad en los automóviles ha sido infinitamente más importante que sus campañas de difamación a los conductores en la reducción de la siniestralidad, y la presencia de la Guardia Civil realizando sus verdaderas funciones en la carretera es claramente más beneficiosa para la seguridad vial (y general) que la plantación de radares en todas las autovías y autopistas. Cualquier campaña que reduzca la siniestralidad es bienvenida, pero sin ocultar la verdad. La formación, el conocimiento, el civismo y, por supuesto, el buen mantenimiento de los viales, una rápida intervención de urgencia y el estudio y supresión de los puntos negros son, de largo, más importantes que tener a los conductores sometidos a un estado policial. Se me olvidaba, estas políticas no son recaudatorias, pero no se cieguen por los números a corto plazo, una buena y real política de seguridad vial impide el derroche de dinero por cuestiones sanitarias. No hablo ya de las víctimas humanas, porque me temo que ya hacen ustedes demasiado uso de ellas cuando les conviene y para lo que les conviene.
Fuente: Intereconomia
Haciendo la regla de tres, Peré Navarro es a la DGT como Leire Pajín a sanidad, o sea, que da igual para donde mires, la preparación y cualificación del político para conseguir el cargo parece inversamente proporcional al número de neuronas.
Una pregunta honesta ¿De verdad que en el PSOE no existe nadie más preparado para ocupar las carteras y los estamentos públicos? estoy convencido que si, que hay gente preparada, pero como no tienen un primo, un padre o un padrino dentro de la cúpula del partido, pues son relegados a pegar carteles las noches electorales y poco más (aplicable a PP, PNV, IU y todas las siglas habidas y por haber).
Por cierto, felicidades a mi amigo Nachete (juventudes del PP) donde el supremo le ha ratificado que es un borracho al volante (doble de la tasa permitida del alcohol), y ahora en un gesto de humildad acata la sentencia… pero ¿no podías haberlo hecho antes? por ejemplo antes de JODER a un pobre ciudadano que le dejaste el coche para el arrastre y que el seguro, al ser un coche viejo, le habrá dado siniestro total y 300 euros para pipas.
Lo dicho… mañana hay un terremoto y se cae el congreso de los diputados con todos dentro… y se declara fiesta nacional.