Este dispositivo está instalado ya en la Avenida Infante D. Luis de Boadilla del Monte, en Madrid. Su inventor es el gerente de la empresa Badennova, Jose Antonio Aguilera; se llama BIV, siglas de Badén Inteligente de Velocidad, y ha sido reconocido con los premios de la Fundación para la Seguirdad Vial, que le otorgó en 2010 el Premio Nacional de Seguridad Vial y el Premio a la Innovación en seguridad vial, de la Feria Internaciona Intertraffic de Amsterdam (2010).
Qué es y cómo funciona
Este badén es capaz de distinguir entre los conductores que respetan los límites de velocidad y los que no, «premiando» con un comportamiento no perceptible a los que circulen dentro de los límites de velocidad y actuando como un badén normal en el caso de que se circule a mayor velocidad. Para lograr este objetivo, el BIV contiene en su interior un líquido no newtoniano cuya función es mantenerse fluido cuando es alcanzado a velocidades bajas y hacerse sólido cuando la fuerza es mayor. El líquido se puede diseñar para que actúe a diferentes velocidades; en el caso de Boadilla del Monte, los ocho BIV instalados reaccionarán a partir de los 30 kilómetros por hora.
El BIV está compuesto por una membrana protectora en la que se alberga un líquido no newtoniano, y un revestimiento de alta resistencia que soporta tanto el peso como los golpes que puede recibir en el tránsito de vehículos y personas. Los materiales no son tóxicos ni contaminantes, son respetuosos con el medio ambiente y están diseñados para soportar vehículos pesados y cambios de temperatura.
Reduce el riesgo de accidente y contamina menos
El BIV presenta numerosas ventajas en comparación con el badén actual. Al evitar el obstáculo si se circula a la velocidad permitida se reduce el riesgo de accidentes ante la frenada brusca al aproximarse a un badén. Además, se evitan lesiones en la espalda ocasionadas por los bruscos saltos y los numerosos cambios de altura de la vía por la que se circula y se disminuyen los daños ocasionados en el vehículo tanto en amortiguación como en piezas mecánicas ya que no sufriría ningún impacto. A estas ventajas hay que añadir que se contamina menos ya que hay una menor emisión de CO2 al mantenerse una velocidad continua, sin frenazos ni aceleraciones. Igualmente, y por la misma razón, se minimiza la contaminación acústica.
Fuente: Tráfico y Seguridad Vial