Francia pretende eliminar progresivamente de la circulación a todos los automóviles particulares con motor diésel. Desde el año que viene, el gobierno galo pondrá en marcha un sistema de identificación que clasificará a los vehículos en función de sus emisiones, a fin de que los ayuntamientos franceses puedan limitar su acceso a los centros urbanos.
Así lo ha explicado el primer ministro galo Manuel Vals, que ha anunciado además una subida de dos céntimos/litro en el impuesto sobre el consumo de gasoil, medida esta que reportaría a las arcas del estado galo unos ingresos de 807 millones de euros en 2015. «En Francia hemos favorecido durante mucho tiempo a los vehículos diésel. Esto ha sido un error y progresivamente lo corregiremos, de forma inteligente y práctica», ha manifestado Vals.
Respecto a los incentivos para los conductores, el primer ministro galo ha explicado que su gobierno trabaja en planes de ayuda para ampliar el número de beneficiarios de las subvenciones para la conversión de viejos motores de gasóleo, más contaminantes.
Ya a comienzo de este año, la ministra de Medio Ambiente y Energía, Segolene Royal, anunció un bonus de 10.000 euros para todos los que cambiaran de gasóleo a eléctrico. El 80% de los automóviles en Francia se mueven con motor diésel, cuyos gases de combustión contienen una larga lista de sustancias contaminantes -entre ellos las partículas- con efectos nocivos para la salud.