Por regla general, todos los conductores tienen una forma particular de conducir con unos hábitos que, en ocasiones, pueden resultar perjudiciales para nuestro vehículo y provocar averías. Se suele decir que «cada maestrillo tiene su librillo» y en lo que respecta a la conducción, este refrán es 100% real.
Los conductores solemos tener una forma muy personal de conducir con hábitos que son difíciles de controlar, pues los realizamos de forma totalmente natural y sin pensarlos. Sin embargo, muchos de estas costumbres al volante pueden acortar la vida de nuestro vehículo, provocando diversas averías.
Estos son algunos de ellos:
- No controlar la presión de los neumáticos.- Debemos vigilar nuestros neumáticos de forma periódica, pues una presión inadecuada puede provocar desgaste prematuro o incluso un reventón.
- Acelerones bruscos en frio.- Sobre todo en invierno, cuando el coche está frio por las bajas temperaturas, debemos pisar con tacto nuestro acelerador y no dar bruscos acelerones con el motor aún frio, pues podríamos provocar una avería interna del motor.
- Usar en exceso el pedal del embrague.- Es una cosumbre muy habitual en muchos conductores, pero lo cierto es que un excesivo uso durante la conducción del embrague puede desgastarlo más de la cuenta y obligarnos a cambiarlo antes de lo previsto.
- Abusar de los frenos en descensos prolongados.- Esta acción puede acelerar el desgaste de los discos y pastillas, provocar deformaciones en los discos, que se creen vibraciones en el volante al frenar y/o deteriorar el líquido de frenos.
- Bajas revoluciones.- Pese a la extendida idea de que conducir a bajas revoluciones ahorra combustible, esta forma de conducir puede dañar el catalizador.
- Parar el motor de golpe tras un viaje largo.- Si apagamos el motor sin dejar «reposarlo», el aceite que mantiene el circuito todavía tiene tendencia a carbonizar, causando la avería del turbo. Tras un viaje largo, debemos dejar el coche al ralentí unos dos minutos.
- Mantener la mano apoyada en la palanca de cambios.- Aunque creamos que no pasa nada, esta costumbre muy habitual puede provocar holgura en los mecanismos internos. A largo plazo ello se va a traducir en vibraciones y que las relaciones de cambio pueden tener un engranaje más impreciso.
- Apurar el deposito de gasolina.- Conducir con cinco o menos litros de combustible en el depósito puede garantizar el funcionamiento del sistema de alimentación, pero no es suficiente para proteger la bomba de combustible de tu coche, que no estará bien lubricada y puede dañarse.
- No frenar en los badenes.- Pasar a alta velocidad por los badenes puede provocar desde reventones de neumáticos hasta un problema más serio en la suspensión del coche.
- Aparcar con las ruedas subidas a un bordillo.- Debido al peso del vehículo, se trata de una medida que podría afectar gravemente a los neumáticos, ruedas y suspensión.
Fuente: Autofacil