Durante el año 2018 se han producido 1.072 accidentes mortales en vías interurbanas, en los que han fallecido 1.180 personas y 4.515 heridas hospitalizadas, lo que supone un descenso en el número de fallecidos y heridos graves de -1,5% y -7,6% respectivamente y un aumento del 0,7% en el número de accidentes mortales.
Esta accidentalidad se ha producido en un escenario, en el que los desplazamientos han aumentado un 2% (7,8 millones más), lo que supone que durante el pasado año se realizaron más de 416 millones de desplazamientos de largo recorrido; el parque de vehículos ha aumentado un 3%, situándonos en los 33,7 millones de vehículos y el censo de conductores ha crecido un 1%, situándonos en 26,8 millones de conductores.
Estos datos han sido dados a conocer hoy por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, acompañado por el director general de Tráfico, Pere Navarro, en la presentación del Balance de accidentalidad vial 2018. El ministro ha manifestado que las cifras dadas a conocer hoy son provisionales y únicamente referidas a los accidentes mortales ocurridos en vías interurbanas y víctimas tomadas hasta las 24 horas de producirse el accidente. “Habrá que esperar a tener las cifras definitivas ya consolidadas en las que se incluirán las víctimas a 30 días de accidentes ocurridos en vías urbanas e interurbanas para tener la información completa y entonces, solo entonces, y con los datos definitivos podremos saber cómo ha ido el año”.
De las cifras de este balance Grande-Marlaska destaca que de los 1.180 fallecidos, el 74% han ocurrido en carretera convencional; un 20% de los peatones muertos en atropello fue en vías rápidas; se incrementa del 18 al 21% el número de fallecidos mayores de 65 años (el 60% de ellos eran conductores) y el género de las víctimas, el 80% fueron varones. Además considera importante destacar, en vías interurbanas, un descenso de la mortalidad de ciclistas y motoristas. Sin embargo, se incrementa y de manera considerable el atropello a peatones en un 48%. Por último, otro dato alarmante es el de que un 20% de los fallecidos no usaban cinturón de seguridad en el momento del accidente.
El ministro ha resaltado que de estas cifras la causa no está en el aumento de viajes (que han crecido un 2% en 2018), ni del parque de vehículos (un 3% más) ni del censo de conductores (un 1%): «El índice de siniestralidad depende de las personas que se ponen al volante, de la educación, de las medidas de seguridad adoptadas y de las medidas de vigilancia y control del cumplimiento de la normativa». «Toda la normativa de seguridad vial tiene que tener en cuenta dos aspectos: la falibilidad del ser humano, es decir, que todos tenemos fallos y la vulnerabilidad de los seres humanos», ha concluído Grande-Marlaska, en línea con la filosofía que nació en Suecia sobre Visión Cero o Sistema Seguro.