El “accidente tipo” en el que un niño muere se produce por una distracción o por infracciones como circular a velocidad inadecuada, en un turismo, a plena luz del día y por una carretera convencional. Además, el 40% no llevaba ni cinturón, ni sillita, ni casco.
La Fundación Mapfre ha analizado las circunstancias por las que 263 niños (entre 0 y 14 años) perdieron la vida en accidente de tráfico, como ocupantes de vehículos, durante el periodo 2005- 2008. Del informe se extraen interesantes conclusiones que para Julio Laria, director general del Instituto de Seguridad Vial de la citada fundación, “podrían servir para definir futuras acciones”. Entre esas prioridades destaca, en primer lugar, “la universalización del uso y mejora de asientos infantiles (el 40% de niños fallecidos no utiliza ningún sistema de protección); la lucha contra las distracciones y la moderación de velocidad, factores que, junto con otras infracciones, aparecen en tres de cada cuatro accidentes mortales”. Y por último, añade, habría que mejorar las carreteras de doble sentido (donde muere el 67%), para evitar salidas de vía; y en el caso de que se produzcan, despejar los márgenes de obstáculos que minimicen la gravedad del impacto.
os autores del estudio apuntan a la necesidad de aumentar la seguridad de los sistemas infantiles de retención, es pecialmente en la zona de la cabeza, la parte del cuerpo que más lesiones sufre (en un 36% de niños fallecidos y e un 21% de heridos graves). Deberían mejorarse, también, los sistemas de seguridad de los menores de un año, ya que, a pesar de que pueden llegar a evitar el 80% de lesiones, el porcentaje de bebés fallecidos (10%) es desproporcionadamente alto en comparación con el resto.
Dos de cada tres niños que mueren en accidente son varones. Un dato bastante curioso que podría explicarse, según Jesús Monclús, coordinador del informe, “por una mayor movilidad (que usen más la bicicleta o el ciclomotor) o por una percepción del riesgo menor. Pero la diferencia entre sexos también se aprecia en niños y niñas menores de un año, y esto –afirma Monclús– es una gran incógnita”.
La mayor parte de los accidentes ocurren con buen tiempo, luz diurna– concretamente durante el mediodía y entre las 17 y 18 horas, franjas horarias que coinciden con la recogida de niños del colegio–. En el 71% de los casos, el conductor no realizaba ninguna maniobra y se limitaba, aparentemente, a seguir la ruta por un tramo recto (40%) y fluido de una carretera convencional con un carril para cada sentido de la circulación.
Por otra parte, el 74% de los niños falleció en turismo; el 38%, a menos de 50 kilómetros de su domicilio; y el 58%, cuando viajaba por motivos de ocio. Andalucía (49 niños fallecidos), Castilla-La Mancha (42), Castilla y León (35) y Cataluña (28) son las comunidades autónomas que contabilizan más víctimas mortales infantiles. Por provincias, destacan Madrid y Toledo en primer lugar con 13 víctimas mortales, Barcelona y Burgos (12) y Almería (11). Sorprende que provincias menos pobladas que Madrid y Barcelona figuren a la cabeza de este ranking. Un 88% de niños, además, pierde la vida en carretera, frente al 12% que lo hace en zona urbana.
Jesús Monclús asegura que “no hay que buscar explicaciones extrañas en esos datos. Probablemente se deba a que la movilidad de los niños se produce en esas condiciones: en turismos, de día, etc.” El informe de la Fundación Mapfre concluye que las campañas de prevención deben centrarse, por esta razón, “en los viajes cortos, de ocio, accidentes diurnos y con buen tiempo y en el enorme peligro que conllevan las distracciones, las infracciones y la velocidad inadecuada”.
Fuente: Tráfico y Seguridad Víal