El departamento de Transporte del Ayuntamiento de Londres inició en septiembre un programa piloto para reducir la velocidad de una calle, pintando unas marcas viales que produce el efecto visual de un badén a los conductores que no circulen a menos de 20 millas por hora (unos 32 km/h). Este proyecto durará 18 meses y tiene como objetivo lograr el mismo objetivo que un resalto en la calzada, pero ahorrar sus inconvenientes: el ruido, el consumo de combustible, la contaminación, etc.
Este sistema permite, además, que los vehículos de emergencia puedan circular a velocidad, sin el inconveniente de tener que frenar ante un resalto en la calzada.
En las últimas dos décadas, los reductores de velocidad se han extendido sin descanso en todo el mundo. Los badenes, siempre que estén bien diseñados, tienen efecto en la reducción de la velocidad y, en consecuencia, en la reducción de accidentes y en accidentes menos graves. Sin embargo, no son perfectos. En su contra, causa ruido y averías; desplaza los accidentes a otras zonas de la ciudad; en vez de educar a los conductores, les fuerza a conducir mejor… Pero, además, el frenazo antes del badén y el acelerón, una vez se ha rebasado, se quema más combustible. Esto perjudica al medio ambiente, también. Obliga a un estilo de conducción muy ineficiente, generando emisiones al aire. Nadie quiere conductores con exceso de velocidad circulando por barrios.
Fuente: DGT