Se estima que las tentativas de fraudes han incrementado en un 30 por ciento en el último año a causa de la crisis económica. Esto significa que dos de cada 100 reclamaciones al seguro en España son fraudulentas.
A estos datos recogidos por la revista de la DGT se añaden los aportados por el informe de ICEA (Investigación cooperativa de Entidades Aseguradoras) en el que se concluye que la labor antifraude de las compañías de seguros evitaron en 2010 el pago de 348.000 millones de euros. Esto supone que por cada euro invertido en prevención la compañía se ahorró 52.
El fraude lo pagamos todos
El mismo informe apunta que el ramo de auto es el más afectado por el fraude con un 65 por ciento de los casos detectados y que un diez por ciento de lo que se paga en cada póliza se va directamente a sufragar los gastos de las acciones fraudulentas, por lo que el fraude los pagamos todos.
Hasta cuatro años de cárcel
La DGT recuerda que ocultar información a la compañía, facilitar información incorrecta o falsa, simular la existencia de un siniestro que realmente no ha ocurrido o exagerar las consecuencias de un accidente son fraudes que pueden tener consecuencias importantes, desde la rescisión de la póliza del seguro o la pérdida del derecho a indemnización, a sufrir de 6 mese a 4 años de cárcel por delito de estafa en cantidades superiores a 400 euros.
Las estafas más frecuentes
Multiplicación de seguros. Contratar varias pólizas en diferentes compañías para el mismo vehículo con la intención de reclamar a todas o varias el mismo siniestro.
Ocultar o falsear datos. Declarar un coche en perfecto estado al contratar la póliza, cuando en realidad no es así, para luego reclamar daños en un siniestro simulado.
Simulación de robo. Fingir el robo del vehículo asegurado, vendiéndoselo a las mafias de tráfico ilícito de vehículos, desguaces o talleres clandestinos
Agravamiento del siniestro. Simular daños o lesiones de mayor gravedad
Simulación de accidentes. Sustituir distintas partes de un vehículo por otras dañadas para simular una colisión, para lo que normalmente se necesita la colaboración de un taller.
Cobertura con póliza ajena. El asegurado no tiene cobertura para los daños ocasionados y recurre a otro que se declara culpable, con el seguro a todo riesgo, para que emita el parte de accidente.
Modificación de las condiciones de un siniestro. El asegurado puede no tener cobertura para todo riesgo, pero sí contra robo, por lo que simula que le han sustraído el vehículo haciéndolo aparecer después.
Fuente: El Mejor Seguro de Coche