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La DGT va a empezar a utilizar, o ha empezado ya, no estoy seguro, lo que llaman conos inteligentes, es decir, unos dispositivos conectados que son capaces de enviar señales cada 1,5 minutos para alertar de la presencia de vehículos detenidos o incidencias en la vía. Estos conos estarán geolocalizados y conectados con la nueva plataforma 3.0 de la DGT. La idea consiste en intentar prevenir accidentes de tráfico o atropellos en zonas de obras donde hay trabajadores de mantenimiento o presencia policial.

Una investigación de título materiales asfálticos mecanomutables para la construcción de carreteras inteligentes ha conseguido alzarse con el Premio Internacional a la Innovación en las Carreteras Juan Antonio Fernández Campo.

Aunque cada vez se habla más de sistemas inteligentes de todo tipo para la gestión del tráfico y la movilidad, todavía estamos en los inicios del uso de estas tecnologías, y aún no se vislumbra el potencial real que puede tener la aplicación integrada y funcional de todas ellas.

Integrar sensores inteligentes en los medios de transporte individuales, como bicicletas o scooters, es algo cada vez más habitual debido a las ventajas que proporciona. Por ejemplo, tener integrados sensores de contaminación permite, por una parte, desplazarse por aquellos lugares que cuentan con un aire más limpio, y por otra compartir los datos de contaminación de las diferentes zonas para un sistema común que pueda ser consultado por otros usuarios.

Investigadores de las universidades de Ulm y Heilbronn (Alemania), han desarrollado el Sistema Salus, que permite anticipar la aparición de peligros en la carretera (pudiendo diferenciar entre peatones, automóviles, ciclistas, motos, ciervos … y predecir su posible comportamiento), avisando a los conductores.

Los tradicionales sistemas de semáforos utilizados para regular el tráfico cuentan con un gran problema que los hace ineficientes: Al no poder comprobar en cada momento las necesidades (de flujo de vehículos y personas), muchas veces ocurre que hay semáforos en rojo para peatones, cuando no pasan vehículos, o viceversa.

A pesar de que todavía no forman parte del ecosistema habitual de nuestras ciudades, las señales inteligentes van a permitir mejorar la gestión del tráfico en las mismas, gracias a su adaptación a las necesidades de cada momento, ofreciendo de forma automática la mejor opción para tener un tráfico fluido.

Convertir las tradicionales balizas que se colocan en las carreteras para iluminar y señalizar zonas concretas, por sistemas inteligentes, es el objetivo de la empresa israelí Valerann.

En un entorno de crecimiento sostenido (en torno al 1.11 %) de la población mundial, donde cada año se aumenta en aproximadamente 80 millones de personas, la consultora Frost&Sullivan estima que para el año 2020, cerca de 4500 millones de personas vivirán en un entorno urbano.

En el proceso de modernización general que se está desarrollando en los últimos tiempos en Corea del Sur, ha llegado el turno de apostar por tener unas mejores vías y carreteras, y acaban de presentar su plan para construir una red de autopistas inteligentes, con todas las novedades e innovaciones que consideran imprescindibles para ser útiles en los próximos años.

Era cuestión de tiempo que los semáforos pasaran de ser meros elementos estáticos que ofrecían una información basada en temporizadores a sistemas inteligentes, dinámicos, capaces de interpretar el tráfico existente en cada momento y sincronizarse de la mejor forma posible para regular la circulación.