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La Dirección General de Tráfico ha tenido la oportunidad de asistir al 30 Congreso Mundial sobre Sistemas Inteligentes de Transporte que se ha celebrado esta semana en Dubai y en la que decenas de expertos internacionales han debatido sobre el futuro de la movilidad y sobre cómo alcanzar los objetivos clave para que esta movilidad del futuro sea una movilidad sostenible.

El 7 de julio de 2024 marca un antes y un después en la seguridad vial en Europa con la entrada en vigor de la normativa GSR2 (General Safety Regulation número 2). Este reglamento, diseñado para reforzar los requisitos de seguridad de los vehículos, obliga a los fabricantes a incorporar una serie de tecnologías avanzadas en todos los coches nuevos que se vendan en la Unión Europea.

Desde 2022, y más concretamente desde el 6 de julio, los coches y las furgonetas ligeras de nueva homologación en Europa tienen la obligación de incorporar estos 7 sistemas de ayuda a la conducción (ADAS): ISA o Inteligent Speed Assistant (Asistente Inteligente de Velocidad); cámara trasera con detección de tráfico cruzado; sistema de frenada autónoma de emergencia; luces de frenado de emergencia; interfaz para conexión de un alcoholímetro; sistema de monitorización de somnolencia y de pérdida de atención del conductor; sistemas de mantenimiento de carril LKA. También se establecen como obligatorias las cajas negras.

Contar con unas carreteras en un buen estado para circular es posible gracias a la labor, no siempre suficientemente reconocible o visible, de los trabajadores de conservación de carreteras, un trabajo expuesto a peligros que es necesario minimizar para conseguir reducir el número de accidentes.

Aunque cada vez se habla más de sistemas inteligentes de todo tipo para la gestión del tráfico y la movilidad, todavía estamos en los inicios del uso de estas tecnologías, y aún no se vislumbra el potencial real que puede tener la aplicación integrada y funcional de todas ellas.

La popularización de las tecnologías V2X (sistemas de comunicación entre el vehículo y la infraestructura (V2I) y entre los propios vehículos (V2V)), pueden contribuir de forma muy eficaz a la reducción de los accidentes, además de ofrecer otras interesantes utilidades a los conductores.

Investigadores de las universidades de Ulm y Heilbronn (Alemania), han desarrollado el Sistema Salus, que permite anticipar la aparición de peligros en la carretera (pudiendo diferenciar entre peatones, automóviles, ciclistas, motos, ciervos … y predecir su posible comportamiento), avisando a los conductores.

Un interesante artículo de la web Traffic Technology nos detalla algunas de las principales medidas que se están tomando para mejorar la seguridad de los autobuses en Londres. Durante la última década, el número de personas muertas o heridas de gravedad como resultado de una colisión que involucró a un autobús o a un coch ha disminuido en un 54%, pero a pesar de ello todavía siguen ocurriendo demasiados accidentes.

Desde la semana pasada la Dirección General de Tráfico (DGT) permite el uso sin restricciones de los sistemas de asistencia al conductor en los vehículos utilizados durante el examen práctico de conducir. Estas ayudas englobadas bajo las siglas ADAS (Advanced Driver Assistance Systems, Sistemas Avanzados de Asistencia al Conductor), son tecnologías que apuntan a la conducción autónoma e incrementan la seguridad activa.

En un entorno de crecimiento sostenido (en torno al 1.11 %) de la población mundial, donde cada año se aumenta en aproximadamente 80 millones de personas, la consultora Frost&Sullivan estima que para el año 2020, cerca de 4500 millones de personas vivirán en un entorno urbano.

La mejora de la seguridad en las carreteras, que permita reducir el número y la gravedad de los accidentes de circulación en las mismas, se ha convertido en uno de los grandes retos de nuestra época, en el que se han involucrado organismos tan diversos como la ONU, con su “Decenio de acción para la seguridad vial 2011-2020”, la UE, con su “Directiva 2008/96/CE sobre Seguridad Vial”, o el Gobierno de España, con el “Real Decreto 345/2011”.